El arte de trabajar en la sombra
por José Rico Pavés

Cuando las circunstancias exteriores nos obligan a las distancias cortas y al mayor cuidado de los que tenemos cerca, el nuevo año litúrgico se estrena con un nuevo regalo de la Providencia: el Año de san José, promulgado por el papa Francisco entre las dos fiestas de la Inmaculada del año 2020 y 2021. El motivo: el ciento cincuenta aniversario de la proclamación de san José como “Patrono de la Iglesia Universal”, realizada por el papa beato Pío IX. Con corazón de padre amó José a Jesús. Su paternidad se extiende sobre la Iglesia, que lo presenta como intercesor y ejemplo elocuente de quien podemos aprender el arte de trabajar en la sombra custodiando con María a Jesús.

El tiempo de Adviento nos ha traído también el esperanzador anuncio de un Año de la familia, bautizado por el Papa como Año Familia Amoris Laetitia, para dar testimonio del amor familiar. El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha desglosado los objetivos de este año: primero, “hacer experimentar que el Evangelio de la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera”; segundo, “proclamar el precioso valor del sacramento del matrimonio que “tiene en sí mismo una fuerza transformadora del amor humano”, de modo que las familias sean las protagonistas de la pastoral familiar y los jóvenes sean “conscientes de la importancia de la formación en la verdad del amor y del don de sí mismos”. Por último, se invita a ampliar, en el transcurso del Año, la mirada y la acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal, para incluir a todos los componentes de la familia.

Y a las puertas de la Navidad, en el saludo a los miembros de la Curia, teniendo en cuenta la crisis provocada por la pandemia, Francisco ha querido ofrecer una breve reflexión sobre el significado de la crisis, como tiempo de gracia. Mirando el misterio de Belén, el Papa ha afirmado: “Cada uno de nosotros, cualquiera que sea nuestro puesto en la Iglesia, debe preguntarse si quiere seguir a Jesús con la docilidad de los pastores o con la autoprotección de Herodes, seguirlo en la crisis o defendernos de Él en el conflicto”. La Navidad nos descubre que el alimento de la vida es dejarse amar por Dios y amar a los demás: “el nacimiento de Jesús es la novedad que cada año nos permite nacer interiormente de nuevo y encontrar en Él la fuerza para afrontar cada prueba”.