La Parroquia Nuestra Señora de la Saleta (Alcorcón) acogió el pasado miércoles 28 de diciembre –fiesta de los Santos Inocentes - una eucaristía de acción de gracias por los 55 años de vida sacerdotal del presbítero diocesano Inocente García de Andrés.
Inocente estuvo acompañado por el arcipreste de Alcorcón, Juan José Lozano, y el clero parroquial, así como por un gran número de fieles y amigos que han compartido parte de su historia a lo largo de su extensa trayectoria sacerdotal.
En su homilía, Inocente recordó una serie de lemas, tomados de la Sagrada Escritura y de la Liturgia que han marcado su vida: “A quién iremos; Tú tienes palabras de vida eterna; No digas: soy un muchacho; Yo estoy contigo; Irás donde yo te mande”.
Expresó también algunas de las peticiones que como presbítero realiza cada día: “No permitas, Señor, que me separe de Ti”, subrayando algunos de los textos de San Pablo que le han marcado en su ministerio: “El que esté en pie, cuidado no caiga (…). Para mí, la vida es Cristo (…). Todo lo puedo en Aquel que me conforta (…). Haciendo todo ‘en Cristo y en la Iglesia”.
Finalmente, manifestó la labor que realizará durante su jubilación, tomado de un himno de la Liturgia de las Horas: “Soñar, amar, servir, y esperar que me llames”.
Para Inocente, esta Eucaristía -Celebrada 55 años después de su primera misa- ha sido “una oportunidad para darnos cuenta del gran regalo que Dios nos hace a través del ministerio de los sacerdotes: elegidos para evangelizar en la enseñanza, la catequesis, la predicación; para dar el perdón de Dios, presidir la Eucaristía; para el servicio y pastoreo de la comunidad cristiana”.