El obispo auxiliar D. José María Avendaño presidió el pasado domingo 8 de enero, fiesta del Bautismo del Señor, la celebración del décimo aniversario de la capilla de la Adoración Perpetua ‘Madre de los Apóstoles’ en Móstoles.
La ceremonia, que tuvo lugar en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, contó con la presencia del clero parroquial y un gran número de adoradores, no solo mostoleños, sino también procedentes de otros municipios donde están instaladas estas capillas como Alcorcón, Fuenlabrada, Getafe, Leganés o Valdemoro.
José María comenzó su homilía explicando la importancia de la celebración de ese domingo “hoy en esta fiesta del Bautismo del Señor, en nuestro corazón brota este canto de bendición y de acción de gracias a Dios, porque no nos ha dejado solos y está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
“En este Evangelio, en el acto del Bautismo, continuó, hemos visto la manifestación de la voluntad y del amor de Dios y la protección del Padre y decimos: gracias Señor porque cuidas de nosotros”.
“Hoy en la actualización de nuestro bautismo ayúdanos a ser testigos creíbles de Jesucristo, a llevar esperanza a los más frágiles de la sociedad” pidió el auxiliar.
“Gracias por vuestra presencia, por vuestro servicio”, destacó Avendaño dirigiéndose tanto a los laicos como a los sacerdotes que le acompañaban en la celebración, “y a los adoradores de la Eucaristía”.
“En la monición de entrada, el párroco Pablo de Haro, recogía la historia de la adoración eucarística en Móstoles, que comenzó el 6 de enero de 2013 cuando se bendijo la capilla por el obispo emérito D. Joaquín María López de Andújar y continúa hoy, con un servidor, aquí, con 42 días de obispo. Rezad por mí, para que sea un obispo como Dios quiere, acorde con el corazón de Cristo” señaló.
Hay en torno a 300 adoradores, que se han mantenido a lo largo del tiempo, rezando día y noche. Algunos ampliando vuestro horario, incluso en las noches” continuó, añadiendo: “gracias por vuestro testimonio. Este es el milagro que sostiene a Móstoles, que sostiene nuestra Iglesia (...) haciendo presente a Cristo en medio de esta ciudad, de los enfermos, las familias, los jóvenes (…)”.