El obispo D. Ginés García Beltrán presidió en la tarde del pasado sábado 27 de mayo la vigilia de Pentecostés en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles.
Estuvo acompañado por los vicarios episcopales de Apostolado Seglar y para la vida consagrada, Jaime Bertodano y Ramón García Saavedra, respectivamente; el rector del Seminario Jesús Parra y el equipo de formadores, y varios delegados.
Asistió también el equipo de Apostolado Seglar, cuyo delegado, José Fernandez Crespo, introdujo la celebración recordando que la Iglesia unida celebraba el día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica bajo el lema “Juntos anunciamos lo que vivimos” y animó a todos a dejarse guiar por el Espíritu Santo y vivir sin miedo la vocación a la que cada uno ha sido llamado: “es este Espíritu el que sin cesar supera nuestras perezas, nos despierta de los desencantos y rutinas, nos anima para que anunciemos la cercanía de Dios y su voluntad de salvación”.
Además, quiso señalar que la intensa jornada vivida esa misma mañana en Alcorcón había sido "un verdadero foro de escucha, diálogo, formación y oración donde hemos afirmado con certeza que es posible ser cristiano hoy, que la fe nos permite introducirnos en toda la realidad, en el mundo, sea cual sea la circunstancia que nos atraviese o nos toque vivir”.
Esta misma idea le sirvió a D. Ginés para comenzar su homilía subrayando que "la fe, en cualquier coyuntura en que viva el hombre, es un elemento fundamental que forma parte de la constitución esencial de nuestro ser".
"El hombre es capaz de Dios, está hecho a la medida de Dios y esto es lo que celebramos hoy en esta Basílica dedicada al sagrado corazón de Cristo".
"Cincuenta días han pasado desde que celebramos con gozo la resurrección del Señor. Hoy es la plenitud de la Pascua, y se derrama sobre la Iglesia el Espíritu Santo" señaló D. Ginés añadiendo: "el gran don de la Pascua es el Espíritu Santo que viene a hacer presente, actual y vivo el misterio de la salvación".
El prelado quiso hacer un recorrido por las lecturas del día subrayando cómo la ausencia de Dios provoca la confusión en el hombre, como sucedió en Babel y cómo "no son capaces de construir nada en común".
“Sin embargo quien tiene a Dios experimenta una vida nueva que vive con esperanza y con perseverancia, alentados por el Espíritu Santo” añadió.
"El hombre es un ser para la esperanza" remarcó el obispo, animando a todos los presentes a vivir en esperanza y a llevarla a todo el mundo: "tenemos que tener conciencia de que somos misioneros audaces para anunciar el Evangelio a esta Iglesia que camina en el sur de la Comunidad de Madrid".
"Hay una tierra virgen que espera que pongamos la semilla del Evangelio. Todos estamos llamados, obispos, presbíteros, el pueblo santo de Dios, alimentados por la Eucaristía y enviados a llevar a Cristo al mundo de los alejados, de los heridos, de los que sufren, de los pobres, de los marginados y de los excluidos, a los jóvenes que no encuentran sentido a su vida y a los hombres sin fe" alentó García Beltrán.
El obispo terminó su homilía encomendando a todos bajo el amparo de la Virgen María "la primera evangelizadora" en su advocación de Nuestra Señora de los Ángeles "cuando se cumplen 25 años de su nombramiento como patrona de la Diócesis".