El obispo auxiliar, D. José María Avendaño, presidió en la tarde del 20 de julio, una Eucaristía de acción de gracias por el 25 aniversario de la llegada de las religiosas Mercedarias de la Caridad al Albergue San Vicente de Paúl, en Aranjuez.
Este albergue que ofrece un hogar y atención integral a una veintena de hombres, inició su andadura en el año 1998 en un local de la Parroquia San Antonio, trasladándose poco después a la Parroquia San Pascual y más tarde a su actual ubicación (Camino del Mar Chico 1. Aranjuez). Desde el principio contó con el respaldo del primer obispo de Getafe, D. Francisco José Pérez y Fernández Golfín, Cáritas diocesana de Getafe, el Ayuntamiento de Aranjuez y el grupo de voluntarios que acompañan a las hermanas Mercedarias en su labor samaritana.
D. José María estuvo acompañado en la celebración por el delegado de Cáritas, Jesús de Santos, sacerdotes del arciprestazgo de Aranjuez y padres somascos.
Asistieron además, la Madre provincial de las Mercedarias de la Caridad y los miembros del Consejo General, así como el equipo directivo de Cáritas diocesana de Getafe bajo cuyo amparo se administra el albergue para personas sin hogar.
El auxiliar en su homilía partiendo de las palabras evangélicas “venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados que yo os aliviaré” quiso agradecer la labor caritativa de todos los que colaboran en el Albergue San Vicente de Paul “y especialmente a las Mercedarias de la Caridad, congregación fundada por el beato Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno y que lleva 25 años desempeñando esta labor de ayuda y acompañamiento”.
Avendaño exhortó a todos los presentes a seguir actuando con misericordia “haciendo todo por Dios, en Dios y para Dios” y señaló que la obra de las hermanas “es la concreción de la misericordia y de la compasión de Dios en el día a día, poniendo en práctica con estas personas que llegan al Albergue, el protocolo de las Bienaventuranzas y de las palabras del evangelista Mateo en el capítulo 25”.
Recordando a Benedicto XVI, el prelado destacó que “el programa del cristiano es el programa del Buen Samaritano. Un corazón que ve donde se necesita amor y actúa en consecuencia” y siguiendo el mensaje del papa Francisco insistió en que “no podemos pasar de largo ante las llagas de Cristo, aunque sepamos que así se nos complica la vida porque sabemos que contamos con la fuerza y la gracia de Dios que nos sostiene”.
Para terminar, el auxiliar también quiso destacar el clima de comunión y de fraternidad que se vive en el albergue hablando de la Trinidad Santa como “Misterio de Comunión”.