El año litúrgico empezará el próximo 2 de diciembre con el tiempo de Adviento, en el que se despierta en los corazones la espera de la vuelta de Cristo y la memoria de su primera venida, cuando se despojó de su gloria divina para asumir nuestra carne mortal.
“El Adviento es un tiempo de preparación para la Navidad, donde se recuerda a los hombres la primera venida del Hijo de Dios… Es un tiempo en el que se dirigen las mentes, mediante este recuerdo y esta espera, a la segunda venida de Cristo, que tendrá lugar al final de los tiempos” (Misal Romano, Nº 39).
Este tiempo especial se puede vivir y preparar en familia. El sacerdote diocesano D. Álvaro Cárdenas ofrece algunas sugerencias:
 
Realizar una corona de Adviento 
Antes de realizar la corona de Adviento es importante entender su significado. Ésta surgió en la tradición católica alemana y representa el tiempo de la esperanza de la llegada del Hijo de Dios y la alegría de esta espera.
Tiene forma circular, sin principio ni fin, y simboliza la monotonía que se rompe con la venida del Señor del tiempo y de la historia, Jesucristo, el Hijo de Dios, el Dios con nosotros.
Sus ramas son de hoja perenne, vivas y de color verde, para invitarnos a vivir alegres en la esperanza (Rm 12, 12), con una viva fe, que es el modo de poseer lo que esperamos (Hb 11, 1): la presencia de Dios entre nosotros y la instauración de su Reino de amor y vida.
La cinta roja que la envuelve significa el amor de Dios que nos abraza y que se nos ha manifestado a través de toda la Historia de la Salvación y, en especial, de la de su Hijo (1 Jn 4, 9). También representa el amor activo con que nosotros lo esperamos, que se expresa en el esfuerzo sincero de conversión, de apertura a Él y al prójimo.
Las cuatro velas encendidas cada domingo de Adviento simbolizan la salvación de Dios, que se abrió camino a lo largo de la historia y que sigue hoy haciéndolo semana tras semana, invitándonos a acogerla.
Es la luz de la verdad y del amor de Dios, que nos saca de las tinieblas del error y del pecado si acogemos con humildad a su Hijo y a su Palabra y enderezamos nuestros caminos a los suyos.
También representa la fe viva, llena de alegría e ilusión, con que esperamos la llegada del Señor. Cada vez que encendemos una, se va venciendo la oscuridad de este mundo, hasta que llegue la Navidad y la tiniebla no pueda vencer la luz verdadera que es Cristo (Jn 1, 5).
 
Cómo hacer una corona de Adviento familiar
Con ramas de abeto o de ciprés, unidas con un cordón de nailon (de los de pesca). Se puede envolver con una cinta roja, piñas al natural o pintadas con espray color oro o plata.
También puede adornarse con mandarinas pequeñas, que contrastan muy bien con el verde de la Corona.
Se ponen cuatro velas, una por cada semana de Adviento. Es una actividad muy bonita para pasar una tarde en familia. También puede comprarse la base y adornarla en casa.
Se coloca en el salón de casa o en el lugar donde la familia se reúne para su oración familiar y, antes de hacer ésta, se enciende la vela de la semana correspondiente. Expresamos así que con nuestro rezo la luz de Cristo se intensifica en nosotros, preparándonos así para su venida.
 
Bendición familiar de la Corona de Adviento
Introducción (la madre de familia o el hijo mayor):
Querida familia: La corona de Adviento es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad. Al bendecirla, expresamos su sentido religioso. No es un mero adorno. La luz nos muestra el camino, nos aleja del miedo y nos reúne. La luz es símbolo de Jesucristo, Luz del mundo. Al encender semana tras semana estas velas, expresaremos nuestra peregrinación con el Pueblo de Dios, con María y con José, al encuentro de la gran luz de la Navidad, que es Jesucristo, el Emanuel, Dios con nosotros. El color verde de la corona significa la vida y la esperanza que nos trae Jesús. Esta corona es, pues, un símbolo de esperanza en que la luz y la vida vencen a las tinieblas y a la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre por nosotros, y con su muerte nos libra del mal y nos da la verdadera vida.
Cada día se ofrece por un buen propósito.
1. Rezaré el Credo por los cristianos que son perseguidos por ser fieles a Jesús.
2. Haré un sacrificio por las mamás que se sienten solas y están tentadas de abortar a sus hijos.
3. Pediré por los que tienen hambre y no comeré hoy dulces.
4. Rezaré un Ave María para decir a la Virgen que la quiero.
5. Hoy no me discutiré con mis hermanos.
6. Ayudaré a mis hermanos en algo que necesiten.
7. Hoy ayudaré a mi madre a recoger el comedor o la cocina.
8. Pediré a la Inmaculada Virgen María, patrona de España, rezando una Salve, para que España se mantenga fiel a Jesús hasta el fin de los tiempos.
9. Ayudaré en casa en aquello que más me cueste trabajo.
10. Rezaré en familia por la paz del mundo.
11. Ofreceré el día por los niños que no tienen papás ni una casa donde vivir.
12. Obedeceré a mis padres y a mis profesores con alegría.
13. Ofreceré un sacrificio por los sacerdotes.
14. Ofreceré a Jesús mi tarea del colegio por los niños que no tienen la suerte de ir al colegio.
15. Ayudaré a mis hermanos en algo que necesiten.
16. Haré un sacrificio y una oración por la conversión de los médicos que, en lugar de cuidar a los niños, los abortan.
17. Rezaré por el Papa.
18. Daré gracias a Dios por todo lo que me ha dado.
19. Haré el sacrificio de obedecer a la primera.
20. Rezaré un Padrenuestro a san José por mi padre.
21. Leeré el nacimiento de Jesús (San Lucas 2, 1-20).
22. Pediré a Jesús que nazca en mi corazón rezando un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
23. Ofreceré a Jesús no poner azúcar en el desayuno y lo ofreceré por los que no le aman.
24. Daré algo que me gusta a un niño que no lo tenga.
25. No comeré entre comidas.
26. En vez de ver la tele, ayudaré a mi mamá en lo que necesite.
27. Imitaré a Jesús en su perdón cuando alguien me moleste.
 
Otras Sugerencias para vivir el Adviento
Aparte de la corona de Adviento, hay otros medios para hacernos presente el Misterio que vamos a celebrar: el nacimiento del Señor.
Poner un belén en familia: tradicionalmente se pone en torno a la fiesta de la Inmaculada. Donde no haya un belén, que no falte en cada familia al menos el misterio con san José, la Virgen y el Niño. Recordad que el Niño no se pone hasta el 24 de diciembre por la noche antes de la cena de Nochebuena. Es bonito que lo acueste en el pesebre el hijo más pequeño de la familia.
Poner pajas al pesebre del Niño: donde sólo haya un Niño Jesús, o el mismo del misterio o del belén, preparar un pesebre con pajas para el Niño Dios. La paja representa el amor con que cubriremos al Niño para que no sufra el frío de nuestra falta de amor, tratando de amar a Jesús también por los que no le aman. Cada miembro de la familia pondrá una pajita por cada obra buena que haga. Así, se preparará la familia a recibir al Niño Jesús.
Poner el árbol de Navidad: el árbol, desde el siglo VIII representa a Cristo. San Bonifacio, evangelizador en Alemania, Inglaterra y otras naciones, derribó el árbol que representaba al falso Odín y plantó otro representando a Cristo, el único Dios verdadero. Simboliza la unión del Cielo con la tierra, pues hunde sus raíces en la tierra y se eleva hacia él.
El libro del Génesis prefiguró a Jesús con el árbol de la vida plantado en el Paraíso como fuente de inmortalidad (Gen 2, 9; 3, 22). Isaías anunció la venida del Mesías como la rama que saldría del tronco de Jesé (Is 11, 1-10).
El árbol de Navidad es el pino, pero puede ser también otro. Cuando llega la Navidad, todos los árboles han perdido su hoja menos él. Su hoja perenne y su verdor nos hablan de Cristo, que permanece siempre el mismo, ayer, hoy y siempre (Hb 13, 8), mientras que el mundo pasa. Las luces y los regalos con que adornamos el árbol nos hablan de los dones de la gracia que Dios nos da por su Hijo, la luz de su Palabra que brilla en medio de las tinieblas,  y de nuestra alegría y esperanza por la vida abundante y plena que nos da.
Oración familiar diaria durante el Adviento: si no se reza diariamente en familia, podrían rezar juntos durante el Adviento. Si ya se reza algo todos los días, se podría rezar un misterio del Rosario, explicando muy brevemente a los hijos aquél que se rece, y haciendo cada miembro de la familia una petición. Pueden considerarse los misterios gozosos. Se trata de avanzar un poco en la oración familiar.
Calendario tradicional de Adviento: lo puede hacer cada niño. Deberá señalarse hasta la Navidad un propósito para hacer cada día. El día de Navidad puede estar ilustrado con una escena del nacimiento de Jesús. Los niños revisarán cada día los propósitos para preparar su corazón a la Navidad.
Algunos propósitos para los niños: los padres pueden proponerles lo que pueden hacer. Son quienes mejor conocen a sus hijos. Los mayores pueden hacer sus  propios propósitos.