DOMINGO 24 DE JULIO
En la vejez seguirán dando fruto
La Diócesis de Getafe, unida a la Iglesia universal, celebrará el domingo 24 de julio la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, con el lema ‘En la vejez seguirán dando fruto’. Un día para recordar la importancia de su papel en la sociedad, en la Iglesia y en la transmisión de la fe a sus contemporáneos y a las generaciones futuras.
El santo Padre en su mensaje para esta jornada señala que “la ancianidad a muchos les da miedo. La consideran una especie de enfermedad con la que es mejor no entrar en contacto. Los ancianos no nos conciernen —piensan— y es mejor que estén lo más lejos posible, quizá juntos entre ellos, en instalaciones donde los cuiden y que nos eviten tener que hacernos cargo de sus preocupaciones. Es la “’cultura del descarte’”.
Frente a esta propuesta que los relega a los últimos de la sociedad el papa subraya que “la ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, sino que es una estación para seguir dando frutos”.
“La sensibilidad especial de nosotros ancianos, de la edad anciana por las atenciones, los pensamientos y los afectos que nos hacen más humanos, debería volver a ser una vocación para muchos. Y será una elección de amor de los ancianos hacia las nuevas generaciones. Es nuestro aporte a la revolución de la ternura , una revolución espiritual y pacífica a la que los invito a ustedes, queridos abuelos y personas mayores, a ser protagonistas” explica el santo Padre.
El delegado diocesano de Familia y Vida, Álvaro Ojeda, invita a todas las parroquias y fieles de la Diócesis a celebrar esta jornada y subraya que “celebrar por segunda vez esta jornada dedicada a los abuelos y mayores nos da la oportunidad de entrar en la cotidianidad de la práctica pastoral de nuestras comunidades eclesiales. Su presencia constante en la Iglesia nos anima a perseverar y a crecer como creyentes”.
“La atención a los abuelos y a los ancianos, en realidad, no puede ser algo extraordinario ya que su presencia no es excepcional, sino un hecho constatado de nuestras sociedades. Muchas veces su tarea pasa desapercibida por lo que esta jornada nos ayuda a tomar conciencia de esta misión irremplazable de los mayores” asegura Ojeda.
El delegado de Familia y Vida remarca que “la misión que el Santo Padre confía a los ancianos en esta coyuntura particular muestra su convicción en la vocación propia y especial de los abuelos y de los ancianos que los convierte en una parte relevante del santo pueblo fiel de Dios. Esta es la verdadera alternativa a la cultura del descarte: no se trata de hacer un gesto de caridad o de mendigar un trato un poco mejor, sino de afirmar la centralidad de los ancianos en la sociedad, de los abuelos en la familia y de los mayores en nuestras propias comunidades”.
Nuestro deber de gratitud por el camino que recorren en la Iglesia se convierte en misión para que su tarea de transmisores de la fe, luchadores de la esperanza y artífices de la caridad sea una parte fundamental de la vida cristiana” concluye.
El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida también ha hecho público hoy el kit pastoral con las instrucciones para la celebración de esta Jornada.
Consiste en el mensaje que el Santo Padre publicó para la ocasión, la oración oficial y las catequesis de los miércoles del Papa sobre la ancianidad. Estos textos van acompañados de algunas sugerencias pastorales y litúrgicas.
Toda la información: https://www.conferenciaepiscopal.es/indulgencia-plenaria-jornada-abuelos-2022/
INDULGENCIA PLENARIA
La Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede ha concedido la Indulgencia Plenaria a todos los ancianos que participen en las liturgias celebradas con motivo de la Jornada Mundial de los abuelos y de los mayores. También se concede a todos aquellos que en los días inmediatamente anteriores o posteriores a esta Jornada visiten a un anciano que esté solo.
LA RIQUEZA DE NUESTROS MAYORES
La Conferencia Episcopal Española ha publicado recientemente el documento "Orientaciones para la pastoral de las personas mayores: La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones", un punto de partida para consolidar los trabajos que, desde múltiples realidades eclesiales, se desarrollan en el mundo de los mayores y poner en marcha, allí donde sea necesario, ese servicio pastoral a los ancianos.
En él se insiste en la necesidad de atender a estas personas “que han sufrido mucho durante la pandemia, que se encuentran solas o enfermas” y poner en valor su papel como guardianes y transmisores de la fe en la familia, la sociedad y la Iglesia.