La Diócesis de Getafe, unida a la Iglesia universal, celebra el próximo martes 1 de noviembre la solemnidad de Todos los Santos y el miércoles 2, la conmemoración de los fieles difuntos.
El 1 de noviembre miramos hacia el cielo. Es el día en el que se homenajea a todos los santos, conocidos y desconocidos. A los que están en los altares y a tantos y tantos cristianos que después de una vida según el evangelio participan de la felicidad eterna del cielo. Son nuestros intercesores y nuestros modelos de vida cristiana.
“La santidad es el rostro más bello de la Iglesia” escribe el papa Francisco en ‘Gaudete et exsultate’, su exhortación apostólica sobre la llamada a la santidad en el mundo actual (marzo 2018).
El Papa nos recuerda que esta llamada va dirigida a cada uno de nosotros. El Señor se dirige también a ti: “Sed santos, porque yo soy santo» (Lv 11,45; cf. 1P 1,16).
El 1 de noviembre recordamos a cada uno de los que dijeron sí a esta llamada.
Conmemoración de los fieles difuntos
Al día siguiente, el martes 2 de noviembre, la Iglesia celebrará la conmemoración de los fieles difuntos.
Rezar por los difuntos es tan antiguo como la misma Iglesia. En la edad media se generalizaron las misas ofrecidas como “sufragio” por los difuntos, pero fue en el siglo X cuando un monje benedictino, san Odilón, en Francia, comenzó a celebrar la misa en un día concreto –el dos de noviembre–, pidiendo por todos los difuntos.
A partir del s. XVI, esta fecha fue adoptada para toda la Iglesia de rito latino.
Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios, pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma. La Iglesia llama ‘Purgatorio’ a esa purificación. Forman la llamada ‘Iglesia purgante’.
La ‘Iglesia militante’ que camina en el mundo ofrece sufragios –oraciones Y sacrificios– por ellas.
Estos días se pone en ejercicio la parte final del Credo: “Creemos en la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna”.
Se puede obtener la indulgencia plenaria aplicable por los difuntos al visitar los cementerios, con las demás condiciones habituales: participar en la Eucaristía, recibir el sacramento de la confesión, orar por las intenciones del santo Padre y rechazar todo pecado.