La Diócesis de Getafe celebra unida a la Iglesia universal la solemnidad de Todos los Santos el próximo miércoles 1 de noviembre, y la conmemoración de los Fieles Difuntos, el jueves 2 de noviembre.
En esta solemnidad se recuerda y se celebra a los que gozan ya de la visión de Dios, la 'Iglesia triunfante', que no están canonizados de modo particular, ni aparecen individualmente en el martirologio romano ni tienen un día especial para su festividad.
Al mismo tiempo, esta fiesta es una invitación a renovar la llamada a la santidad de todo cristiano en la vida diaria, en el trabajo cotidiano y en las relaciones personales. Al día siguiente, el jueves 2 de noviembre, la Iglesia celebrará la conmemoración de los fieles difuntos.
Dado que en España es fiesta civil el 1 de noviembre, las tradicionales celebraciones en los cementerios se adelantan a esta jornada. Así, con la intercesión de todos los santos y en oración por todos los difuntos, el obispo de la Diócesis de Getafe, D. Ginés García Beltrán, presidirá una eucaristía a las 17.00 horas en el Cementerio de Boadilla del Monte.
Por su parte, el vicario episcopal para la Caridad y pastoral Social, Aurelio Carrasquilla, se trasladará, también a las 17.00 horas al Cementerio de Fuenlabrada.
La fecha actual del 1 de noviembre fue establecida por el papa Gregorio III durante su mandato (731-741) cuando dedicó una capilla en la Basílica de San Pedro de Roma en honor a todos los santos. Aunque en un principio esta celebración se limitaba a Roma, más tarde, en el año 837, el papa Gregorio IV ordenó la observancia oficial del Día de Todos los Santos cada 1 de noviembre y extendió su celebración a toda la Iglesia.
Conmemoración de los fieles difuntos
Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios, pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma. La Iglesia llama 'Purgatorio' a esa purificación. Forman la llamada 'Iglesia purgante'.
La 'Iglesia militante' que camina en el mundo ofrece sufragios -oraciones Y sacrificios- por ellas.
Estos días se pone en ejercicio la parte final del Credo: "Creemos en la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna".
Se puede obtener la indulgencia plenaria aplicable por los difuntos al visitar los cementerios, con las demás condiciones habituales: participar en la Eucaristía, recibir el sacramento de la confesión, orar por las intenciones del santo Padre y rechazar todo pecado.