El vicario episcopal Pastoral Caritativa y Social, Aurelio Carrasquilla, presidió el pasado sábado 11 de febrero la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo y la festividad de la Virgen de Lourdes en la Parroquia San Juan de Ávila (Móstoles).
Estuvo acompañado por el delegado diocesano de Pastoral de la Salud, Francisco Arias; el capellán del Hospital Rey Juan Carlos, Pablo Fernández, y el capellán del Hospital Universitario de Móstoles, Carlos Simbajon.
La jornada de este año ha elegido como tema para reflexionar ‘Déjate cautivar por su rostro desgastado’ y el lema ‘No me rechaces ahora en la vejez, no me abandones’, poniendo el foco en el cuidado de los mayores, una labor que no solo implica a la Pastoral de la Salud sino a toda la comunidad parroquial.
La jornada comenzó con el rezo del Santo Rosario dirigido por Francisco Arias en el que se pidió por los enfermos y las personas mayores.
A continuación tuvo lugar la celebración eucarística, en la que Carrasquilla animó en todo momento a seguir el ejemplo de cuidado amoroso de Dios y de la Virgen; destacando “su ternura” y explicando cómo María “elige lo sencillo”, como Dios, para hacer sus obras grandes.
También señaló que en la Iglesia nadie sobra, “todos debemos caminar juntos y no debemos dejarnos a nadie en el camino porque cada uno es importante para Dios y para la Iglesia”.
Después subrayó la labor encomiable que se realiza en los 15 hospitales que hay en la Diócesis de Getafe subrayando el cuidado de los pacientes, e insistiendo en seguir el ejemplo de la Virgen.
“Así debemos acoger nosotros para que sientan que nadie molesta, igual que acoge la Virgen. Lourdes es el santuario donde se respira más el ambiente de acogida, donde el enfermo es el protagonista, donde uno no va solo a obtener la curación sino también la fortaleza de vivir la enfermedad” expresó.
“María es la que está al lado de la cruz, la que acompaña el dolor de su Hijo; así también la Iglesia debe acompañar y nosotros debemos acompañar” insistió el vicario episcopal.
A continuación, se realizado la unción de los enfermos y de las personas mayores presentes en la ceremonia y que deseaban recibir la fortaleza Espíritu Santo.
La eucaristía terminó con un canto de despedida a la Virgen Madre.