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El sacerdote D. Felicísimo Millán ha fallecido el viernes 2 de junio  de 2023 a los 97 años, en San Martín de Valdeiglesias. Nació en Solanas de Valdelucio (Burgos) y se ordenó en Huelva el 17 de junio de 1966. Fue párroco y arcipreste en San Martín de Valdeiglesias. Pertenecía a la Fraternidad El Prado.

Estos últimos años estaba en la Residencia Juan Pablo II.  

La Misa de funeral, presidida por el obispo auxiliar de Getafe, D. José María Avendaño, será el domingo 4 de junio, a las 13.30 horas en la Parroquia San Martín Obispo, en San Martín de Valdeiglesias. Ahora se encuentra en el tanatorio de San Martín de Valdeiglesias. 

D. Felicísimo, como le conocía todo el mundo, fue un fiel servidor de Cristo, que supo apacentar durante muchos años a su grey con amor, con paciencia, con sabiduría y con carácter.

Tanto los fieles como los sacerdotes que le conocieron le recuerdan con cariño. Cada uno guarda en su corazón anécdotas que compartieron con él en algún momento de su longeva vida.

José Juan Lozano, actual arcipreste de Alcorcón ha querido dedicarle unas palabras a modo de despedida: 

"D. Felicísimo, además de ser sacerdote fue catedrático de francés, que dominaba como segunda lengua. Pude dialogar con él en francés, algunas veces, durante mi periodo de párroco de Cadalso y arcipreste de San Martín de Valdeiglesias (1998-2007). Era tan enérgico como sensible. Porque también le gustaba bastante la música y el canto. Sabía pasear por el pueblo como pastor y como oteador de su grey, con su hermosa capa de vestir que siempre lucía y le acompañaba. En cierta ocasión le fallé cuando me había comprometido a predicar la novena de la Virgen de la Nueva porque me surgió un entierro en el pueblo que atendía. Por lo que se enfadó mucho... Pasados unos días - en la fiesta de la Virgen- le dije que me perdonara. Y él me repuso: "eso después. Ahora permite que esté enfadado y sufre un poco". 

Cuando ingresó en la residencia Juan Pablo II me contó que había formado un coro con las residentes. Al pasar un año le vi un poco triste y le pregunté qué le pasaba. A lo que contestó: "estoy deprimido, porque se me han muerto casi todas las componentes del coro". Claro - le repuse - "piensa que las señoras del coro tendrían todas una media de 90 años de edad". 

En el orden de las anécdotas podría contar que, por lo visto, un día le avisaron a media noche porque acaba de fallecer una persona. Él recibió a quien le avisó y le dijo: "mire usted a estas horas deberían haber avisado al sepulturero. A mí me deberían haber llamado antes para atender al moribundo". 

D. Felicísimo me pareció un sacerdote curioso. Porque tenía una mezcla de pastor, de culto, de pillo y de sabiduría de la vida, diría yo. Aunque considero que fue ante todo un sacerdote que entendió a Dios y se entendió con Dios. Como todos, pecador. Pero creo que el Señor lo ha recibido como a uno de sus elegidos y por haber apacentado diligentemente, e instruyendo, el rebaño del Señor. 

Con cariño".