La Parroquia Santa Sofía (Alcorcón) acogió el pasado sábado 3 de junio la presentación de los grupos de Mutua Ayuda al Duelo ‘Resurrección’, organizada por Pastoral de la Salud y en la que participaron cuarenta agentes de distintas parroquias del arciprestazgo que trabajan en esta área.
La exposición fue realizada por el coordinador de estos grupos en Villanueva de la Cañada, Jorge Megía.
El encuentro comenzó con una breve presentación a cargo del arcipreste y párroco de Santa Sofía, José Juan Lozano, del delegado arciprestal de Salud y vicario parroquial, Daniel Fabre y del delegado de Pastoral de la Salud, Francisco Javier Arias.
Entre los tres resumieron la importancia que tienen estos grupos -ya instalados en algunas parroquias de la Diócesis de Getafe- en el acompañamiento y sanación del proceso de duelo y plantearon la posibilidad de ponerlo en marcha en alguna parroquia del arciprestazgo.
En su exposición Megía explicó en qué consisten estos grupos en los que se afronta el duelo ante la muerte de un ser querido desde la fe y con la esperanza que aporta creer en la Resurrección; la metodología empleada; el temario y los resultados.
“Aunque son grupos abiertos a creyentes y no creyentes los temas de la fe, los momentos de oración y de lectura de la Biblia son fundamentales y no se suprimen” declaró el ponente.
El grupo parroquial de Mutua Ayuda al Duelo ‘Resurrección’ contará con el temario y la metodología diseñados por el P. Mateo Bautista, religioso Camilo experto en el tema y que han probado su eficacia desde hace 28 años, ayudando a miles de personas en duelo en muchos países de habla hispana, incluyendo España.
En cuanto a la metodología, Megía explicó que al grupo, que se reúne semanalmente en los salones de la parroquia, asisten un máximo de doce “dolientes” (personas en sufrimiento por la muerte de seres queridos), dirigidos por uno o dos coordinadores formados específicamente en la Pastoral del Duelo.
En cada encuentro semanal se trata uno de los temas característicos propios del duelo (sentimiento de culpa, rabia, extrañeza, apego, ideas insanas, pérdida del sentido de la vida, enfado con Dios…), y se comparten los sentimientos y pensamientos entre todos los dolientes, en un clima de confidencialidad y de camaradería, lo cual tiene un evidente efecto sanador sobre todos los participantes.
Es un grupo de ayuda mutua, es decir, no solamente cada doliente recibe ayuda del grupo, sino que también la da, desde su sufrimiento, al propio grupo.
Por último, el ponente quiso compartir su propia experiencia ante las pérdidas que había ido sufriendo a lo largo de los años -su hermana, su padre, su hija y por último su madre- y cómo las había afrontado en las diferentes etapas de su vida, para destacar el poder tan importante que tiene la fe en los católicos.
El encuentro se cerró con un tiempo para preguntas y aclarar dudas surgidas en la exposición.