El obispo auxiliar de Getafe, D. José María Avendaño, ha recibido recientemente un obsequio de dos fieles de Leganés, en reconocimiento a su labor en favor de los más desfavorecidos de la sociedad y en la difusión de la Buena Noticia del amor de Cristo.
El regalo es una representación a escala de la Parroquia San Nicasio, en Leganés, donde Avendaño ejerció como párroco durante muchos años.
Realizada con detalle, pueden verse no solo el templo sino las estancias entre las que se encuentra el lugar que el actual obispo auxiliar disponía para acoger, ayudar a la reinserción y atender a las personas esclavizadas bajo el yugo de la droga.
“Allí venía la gente en busca de ayuda y de una palabra de consuelo” recuerda D. José María.
De esta manera el entonces párroco de San Nicasio, tocaba “las llagas de Cristo” como dice la Evangelii gaudium del Papa Francisco: “Quien toca las llagas de Cristo en sus hermanos y hermanas que sufren, se fortalece en la fe y se convierte en signo vivo de la misericordia de Dios que no abandona a nadie. Quien se deja conmover por el llanto de los pobres y los oprimidos, descubre que Jesús está a su lado y lo llama a seguirlo en su camino de amor y servicio”.
Este obsequio supone también un reconocimiento de su labor al servicio de la población de Leganés, en colaboración con los sacerdotes de la parroquia y del arciprestazgo.
También trabajó en coordinación con las misioneras de la caridad de la Madre Teresa de Calcuta, que desde 1980 a 1983 estaban en el Barrio del Candil (Leganés), y a quienes Avendaño conoció siendo seminarista y con quienes siguió colaborando a lo largo de los años ubicadas ya en la capital.
“Sin olvidar, que esta tarea de llevar el Evangelio a ‘los descartados de la sociedad, -recuerda Mons. Avendaño- contaba siempre con el respaldo del primer obispo de Getafe, D. Francisco José Pérez y Fernández Golfín”.