20/12/23. El obispo auxiliar, D. José María Avendaño, visitó el pasado domingo 17 de diciembre la casa de acogida para enfermos de VIH ubicada en Aranjuez, Basida, para celebrar una eucaristía de acción de gracias por el trigésimo tercer aniversario de esta institución caritativa.
Además, pudo compartir un tiempo distendido de fraternidad con los voluntarios y los residentes que viven en Basida dirigiéndoles una palabra de cariño y de esperanza e interesándose por la situación personal de cada uno.
D. José María en su homilía fue explicando las lecturas del día destacando la importancia del anuncio de la Buena Noticia del amor de Cristo, recurriendo a la figura de san Juan el Bautista “enviado para ser testigo de la luz” y del profeta Isaías “a quién Dios envía a anunciar la buena noticia a los pobres y a sanar los corazones desgarrados”.
Quiso el auxiliar también invitar a la alegría, el domingo ‘gaudete’: “la iglesia en el corazón del Adviento nos invita a la alegría de gozo, porque vamos a celebrar el acontecimiento más grande de la historia de la humanidad, que ha cambiado los corazones, el hijo de Dios, Dios mismo se hace humilde nacido en un pesebre”.
“Dios se ha hecho carne y nosotros en este domingo lo podemos contemplar aquí, carne gozosa y carne herida por el sufrimiento” señaló dirigiéndose a los muchos internos en silla de ruedas que le escuchaban.
El auxiliar subrayó también la importancia de la acogida en esta casa, y les invitó a ser constantes en la oración y en la alegría.
“Cuando me acerco a Basida, veo que a las seis de la mañana la capilla del oratorio está iluminada. No es porque a alguien se le haya olvidado apagar la luz, sino porque hay alguien rezando, rezando por los heridos por la vida y por aquellos que los cuidan” relató el obispo.
“Rezando para que los que cuidáis a los heridos por la vida seáis testigos creíbles del Evangelio de Cristo. Eso es lo que necesita nuestro mundo, testigos creíbles de Jesucristo” insistió.
Para terminar Mons. Avendaño remarcó el papel de la Providencia en la vida de todos los que ahora viven en Basida, donde son queridos y acogidos y, parafraseando al papa Francisco, destacó “que los pobres se sientan en nuestras instituciones como en su casa”.