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15/02/2025. El obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, presidió en la tarde del 14 de febrero, en la Catedral, la celebración de Miércoles de Ceniza.

El prelado estuvo acompañado por el vicecanciller, Guillermo Fernández, y el subdelegado de Juventud, Rubén Herráiz.

Con un templo completamente lleno, García Beltrán invitó en su homilía a una fuerte y verdadera conversión “un cambio de corazón que lleve a un cambio de vida”.

El prelado invitó a leer la carta que ha escrito para ayudar a los fieles a preparar este tiempo litúrgico que tiene como centro el Salmo penitencial 50 “Devuélveme la alegría de la salvación”.

“La Cuaresma nos hace mirar al paso por el desierto del pueblo de Israel, camino de la Tierra Prometida; a los 40 días que pasó el Señor en el desierto antes de ser tentado por el demonio” continuó D. Ginés.

“La Cuaresma nos hace mirar a la Pascua, que celebramos en Semana Santa cuando hagamos memoria de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor” explicó el obispo.

En relación a las lecturas el prelado diocesano advirtió que en Cuaresma “no se trata de cambiar lo externo sino el corazón, porque así cambiará nuestro modo de actuar”, recordando que “ese cambio no se produce en nuestras fuerzas, sino gracias a la infinita misericordia de Dios”.

“Él mismo, por amor, descendió a lo profundo de nuestro pecado para salvarnos” destacó.

En cuanto al Evangelio, el obispo recordó los “medios” que nos propone la Iglesia para vivir la Cuaresma: “la oración, el ayuno y la limosna” que debemos hacer desde “lo más profundo del corazón, en el silencio, no para que nos lo agradezcan”.

“La Cuaresma es un momento para encontrarnos con el Señor y confrontarnos con su palabra, para ponerse ante una presencia que nos va a transformar, en el silencio” subrayó.

“Orar es hablar con Aquel que sabemos que nos ama, decía Santa Teresa (…) orar es dejar que Dios , en su presencia silenciosa, nos hable al corazón y dejar que su palabra nos transformen” aclaró el prelado.

Además, el obispo quiso advertir del peligro de “acumular” y animó a renunciar a las cosas “es un gesto de libertad, es una ganancia (…) porque nunca vamos a estar contentos con lo que tenemos”.

Por último invitó a practicar la caridad: “la limosna significa vivir una vida entregada al servicio de los demás”.

“No ser egoísta pensando que todo empieza y termina conmigo. Darme cuenta que al lado hay alguien que me necesita, que necesita atención, compañía y ayuda” concluyó D. Ginés.

La celebración continuó con la imposición de la ceniza y la liturgia del día.