27/03/2024. El obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, presidirá el sábado 30 de marzo, a las 23.00 horas, la solemne Vigilia Pascual, en la Catedral Santa María Magdalena (Getafe), celebración culmen de la Semana Santa.
En el transcurso de la celebración 35 catecúmenos recibirán los sacramentos de la Iniciación Cristiana: el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía acompañados de los catequistas y de sus padrinos.
Además, cinco de ellos, que se han casado con sus parejas católicas durante el Catecumenado, al recibir el bautismo su matrimonio es elevado a sacramento.
Los adultos que recibirán los sacramentos tienen edades comprendidas entre los 14 y 67 años, pertenecen a distintas parroquias y municipios diocesanos, como Alcorcón, Boadilla del Monte, Getafe, Leganés, Móstoles, Parla, Cenicientos, Sevilla la Nueva o Villaviciosa de Odón, entre otros.
Entre los lugares de origen de los bautizandos, además de España, se encuentran ciudadanos de Azerbaiyán, Nicaragua, Colombia, Honduras, El Salvador, Chile, Perú, Nigeria o Sierra Leona.
Su encuentro con el Señor les ha cambiado la vida. Así lo manifiesta Ana Isabel Pérez, de la Parroquia Santa Sofía (Alcorcón), auxiliar de enfermería española de 35 años.
A pesar de querer recibir los sacramentos, sus padres no le permitieron bautizarse. La preparación para su boda le hizo hablar con su madre y explicarle que quería recibir el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía y que “tenía que respetar su decisión”.
“En este tiempo de formación he aprendido que Dios como un buen padre está presente, si tenemos un problema él nos escucha y lo que mejor podemos hacer es confiar en él nuestros problemas, lo que en un momento nos parecía un problema imposible de solucionar con el paso del tiempo ves que se ha resuelto o que no era tan importante” añade.
Eva Sanz, joven de 24 años de Alcorcón llega a la Vigilia Pascual “animada” por su abuela.
“El encuentro con Jesús no era algo con lo que yo contaba ni pensaba, pero me abrió una nueva expectativa y cada vez me sentí más atraída hacia a él. Gracias a eso, me he acerqué a ser una mejor persona en la que Jesús inspira mis actos y mi futuro, haciéndolo de una manera más madura y profunda que si hubiera iniciado antes mi camino hacia la fe” explica esta catecúmena.
De Alcorcón también es Ángela López, una joven de 19 años, de familia no creyente, que desde pequeña sentía que tenía que haber algo más que respondiera a la gran cantidad de preguntas y anhelos que tenía en su corazón y que le hacía sentirse diferente al resto de chicos y chicas de su edad.
“Se metieron mucho conmigo en mi adolescencia y opté por coger el camino de la oscuridad, del pasotismo. Pero sentía un vacío enorme que me provocó una profunda tristeza” confiesa.
La curación de un cáncer en su madre en 2019, situación por la que había comenzado a rezar “a un algo que estaba a punto de conocer” le hizo darse cuenta que Dios le había estado acompañando todo el tiempo y todo lo que había pasado en su vida “tenía un sentido y un por qué”.
Desde Nicaragua, madre soltera y con dos hijos, Orfa Teresa T. se acercó a la Iglesia “gracias al testimonio de una señora muy piadosa con la que trabajaba” y ahora confiesa estar “muy contenta”.
Bautizada en la Iglesia Baptista Evangélica de la Misión de Dios, de niña se escapaba a la parroquia católica en su país, Nigeria. Así relata su relación con Dios, Favour Amieghemwen, feligresa de la Parroquia Nuestra Señora de la Salud (Leganés).
Africano también, pero de Sierra Leona, Frank Sow, de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Móstoles, cuenta que en su país “iba a la Iglesia metodista”, pero desde que está en España va a la Iglesia católica y ahora pide los sacramentos.
Con origen chino, pero nacida en Zaragoza, Ouqiu Zheng, joven de 35 años de la Parroquia Santos Justo y Pastor (Perales del Rio) ha realizado un retiro Emaús con su esposo católico y ahora quiere celebrar también el Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación de su fe.
Eduardo Peys, joven chileno de la Parroquia Natividad de Nuestra Señora (San Martín de la Vega), después de una infancia dolorosa y muchos años alejado de la fe, se acercó a la Iglesia porque experimentó “la cercanía de Dios” en su vida.
“Antes de encontrar a Dios, creía que yo solo podía con todo. Crecí con mucha rabia hacía mi familia que no me había querido y había dejado en Chile” confiesa Eduardo.
“Después de muchos sufrimientos, vi que Dios ayudaba a mi pareja -que sufría una profunda depresión-, y después de un diálogo con Dios, le entregué mi corazón, y pedí el Bautismo” recuerda, añadiendo: “dejé de sentir odio y dolor y pude perdonar. Y hoy soy el hombre más feliz del mundo y afronto el futuro con esperanza”.
Estas son solo algunas de las 35 historias de conversión que han llevado a estos jóvenes y adultos a dar un paso definitivo hacia el Señor el próximo 30 de marzo.
La Vigilia Pascual de este año no solo marca su renovación de la fe, sino que también simboliza la unión de una comunidad diversa bajo la luz de la resurrección.
Cada historia es un testimonio del poder transformador de la fe y del amor inclusivo que trasciende fronteras, culturas y edades.
Al recibir los sacramentos, estos catecúmenos no sólo se unen a la Iglesia católica, sino que también se convierten en faros de esperanza y fe para sus comunidades.