20/11/2024.  A continuación reporoducimos el artículo publicado en el número de octubre de la revista Padre de Todos con motivo de la conclusión del Sínodo de la Sinodalidad:

En una entrevista, Elisabetta Piqué pidió al Papa la confirmación de esta intuición: “El Sínodo sobre la Sinodalidad en curso es la gran apuesta de este momento, ¿no?”. Francisco hizo memoria recordando que “el que pateó la pelota por primera vez fue Pablo VI”. Ciertamente la sinodalidad, que fue algo que la Iglesia vivió con naturalidad en el primer milenio, se ha recuperado después del Vaticano II. La sinodalidad es una forma de desarrollar la universalidad del cristianismo. Es una nota de la Iglesia, como la unidad, la santidad y el carácter apostólico, don y tarea para el camino que nos lleva a la meta eterna.

De 2021 a 2024, se ha trazado un “camino juntos” (que es lo que significa el término “sinodalidad”) con una etapa diocesana, después una etapa continental y una Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en dos sesiones. Estamos ante un proceso, no inmersos en un evento. El evento tiene mucho de espectáculo, personalismo y propaganda. Efectos especiales. El proceso es más lento, colaborativo, con resultados a largo plazo, comunitario y creativo. Efectos de la libertad del Espíritu, de sentirnos parte activa del Pueblo de Dios. 

Culmina la asamblea del Sínodo sobre la Sinodalidad, pero la sinodalidad en sí misma (dimensión constitutiva de la Iglesia) está llamada a quedarse: en la práctica de la escucha, la conversación espiritual, el discernimiento y una toma de decisiones que lleven al servicio de la misión. Ahora es el tiempo de seguir “pateando” la pelota y poner en práctica la nota sinodal que ha de seguir sonando con armonía, en cada diócesis, para alentar a la misión. La sinodalidad puede inspirar cómo superar la crisis de la globalización y transformar un mundo, interconectado pero dividido, en una cultura de convivencia pacífica y justicia.

Fernando Cordero Morales ss.cc. Miembro del equipo de comunicación de la Secretaría General del Sínodo.