8/12/2024. La Basílica del Sagrado Corazón de Jesús (Cerro de los Ángeles) acogió en la noche del sábado 7 de diciembre la Vigilia de la Inmaculada, preparada por la Delegación diocesana de Juventud.
Presidió la Vigilia la imagen de la Virgen ‘Madre Ven’ que ha peregrinado por varios lugares de España y que permanece custodiada por las MM. Carmelitas del Cerro de los Ángeles.
El encuentro comenzó con el rezo del Akathistos, canto mariano magistralmente interpretado por las voces del Coro diocesano y de los seminaristas, bajo la batuta de Javier Ávila y la presidencia del obispo auxiliar Mons. José María Avendaño.
A su término, el auxiliar puso bajo el amparo de la Virgen María a toda la asamblea y pidió por el fin de las guerras y por todos los que sufren “enfermedad o exclusión”.
A continuación, el obispo diocesano, acompañado del obispo auxiliar y de más de una veintena de sacerdotes, presidió la misa de la solemnidad de la Inmaculada.
Mons. Ginés García Beltrán comenzó explicando en su homilía el significado del dogma de la Inmaculada Concepción que “nos enseña que María, desde el primer instante de su concepción, fue preservada del pecado original. Este don extraordinario de Dios no es solo un privilegio para María, sino también un signo de lo que Dios desea para cada uno de nosotros”.
Después, destacó en su mensaje la fuerza redentora de la fe de María: “No es casualidad que sea una mujer, Eva, la nueva Eva, la que vence al mal. Es el poder de la gracia que se manifiesta en la humildad de nuestra carne. No vence por su poder, no vence por una estrategia pensada y ejecutada, vence por la gracia que ha recibido, vence por su confianza en Dios. María es esa nueva Eva, cuyo "sí" al plan de Dios inicia la redención”.
En un mensaje dirigido especialmente a los jóvenes, el obispo les invitó a fijarse en la pureza de María “que os invita y os debe llevar a reflexionar sobre vuestras propias vidas”, en un mundo lleno de incertidumbres “María aparece como una Estrella que ilumina y nos muestra un camino, el camino que la gracia va marcando, nos sin dificultades ni esfuerzos, nos sin caídas y dudas; María nos muestra que con la gracia de Dios, es posible vivir en santidad y pureza”.
Insistió Mons. García Beltrán en ese ejemplo de fe de la Virgen María “su actitud humilde, su abandono a la palabra de Dios, su libertad decidida pronuncia un sí, solo un sí, pero un sí que cambia el mundo, que cambia el rumbo de la historia” y los animó, en este tiempo de Adviento “al contemplar el misterio de la Inmaculada Concepción de María en este camino del Adviento en el que nos encontramos, estamos llamados a vivir con pureza, fe, amor y esperanza”.
Después de la misa se invitó a los jóvenes asistentes a subir al Seminario donde, después de cenar, pudieron compartir un tiempo junto a la Virgen, en el que recibieron una catequesis breve y participaron después en el Rosario de Antorchas preparado para ellos por la Delegación de Juventud.
El objetivo de la Delegación de Juventud, era que, además de pasar un tiempo de convivencia y relación con otros jóvenes en un día tan especial, se llevaran “una imagen impactante en el corazón, al rezar junto a la Virgen en el Rosario” en una oscura y gélida noche de diciembre.
Puedes escuchar la homilía completa en el siguiente vídeo: