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28/01/2025. Este domingo 2 de febrero, fiesta de la presentación del niño Jesús en el templo, la diócesis de Getafe, unida a la Iglesia, celebra la Jornada de la Vida Consagrada, una festividad que en 2025 adquiere un carácter especial al enmarcarse en el Año Jubilar de la Esperanza, convocado por el Papa Francisco.

En esta ocasión, la diócesis ha invitado a todos los religiosos a unirse en una eucaristía, a las 17.00 horas, en la Catedral de Getafe, que será presidida por el obispo de la diócesis, Mons. Ginés García Beltrán. La celebración será una ocasión para renovar el compromiso de los consagrados con su vocación, así como para reflexionar sobre el significado de la esperanza en la vida religiosa y en la sociedad actual

Desde la Vicaría Episcopal para la Vida Consagrada, al frente de la que se encuentra el sacerdote Ramón García Saavedra, y junto a CONFER diocesana, cuyo presidente es el religioso Hijo de la Caridad, José Miguel Sopeña, invitan a todos, religiosos y laicos, a participar en este encuentro "para celebrar la riqueza que para la Iglesia supone la vida consagrada".

Esta jornada, que se celebra anualmente, tiene como objetivo rendir homenaje a los religiosos y religiosas que consagran su vida al servicio de Dios y de la comunidad.

Este año 2025, el lema es 'Peregrinos y Sembradores de esperanza' y busca dar a conocer la figura de las personas consagradas y sus testimonios para mostrar el valor de ellas.

“La esperanza está muy herida en nuestro mundo. La gran tentación es bajar los brazos o encerrarnos en las múltiples burbujas que surgen por doquier, cerrando puertas y levantando muros, laicos o religiosos”, señalan desde la Vicaría episcopal para la Vida Consagrada.

“En este Año de la Esperanza no podemos perder de vista que los consagrados como parte del pueblo de Dios tenemos la misión de anunciar a nuestros hermanos los hombres la esperanza que es Jesucristo”, resalta.

“El Santo Padre en la Bula convocatoria del Año Jubilar expresa un deseo y hace una invitación. Dice el Papa que ‘el testimonio creyente pueda ser en el mundo levadura de genuina esperanza, anuncio de los cielos nuevos y de la tierra nueva, donde habite la justicia y la concordia entre los pueblos orientados hacia el cumplimiento de la promesa del Señor’”.

“En este mundo en el que imperan las guerras los enfrentamientos las discordias, donde tantos hermanos nuestros han perdido el sentido de la vida, donde viven sin esperanza, los consagrados y consagradas tenemos la misión de anunciarles que su vida tiene sentido, que Cristo es nuestra esperanza y que juntos, ayudándonos los unos a los otros, caminamos hacia el encuentro del Señor”, expresa García Saavedra.

Por su parte, José Miguel Sopeña, destaca que "esta celebración enmarcada en el Año Jubilar nos hace fijarnos en el papel que la vida consagrada puede jugar en la sociedad como profecía de un mundo como Dios lo ha soñado, especialmente en los lugares donde vive la gente más escondida, en el mundo del dolor y el sufrimiento. La vida consagrada está muy presente en esos lugares: en los hospitales, en los barrios, con las mujeres, y creemos que eso es algo que podemos aportar hoy: una luz de esperanza en medio de esas situaciones".

"En medio de ese mundo tenemos que comunicar la esperanza que nos llega de Cristo, la roca, que también actúa en medio de nuestras debilidades y fragilidades" asegura.

"La esperanza también nos debe servir para vivir en comunión entre nosotros y con el resto de la gente —continúa— como ejemplo en medio de un mundo lleno de soledad y muy individualista".

"Charles Péguy, filósofo francés muy espiritual, reflexionó mucho sobre la espiritualidad cristiana y hablaba de la esperanza como de una niña pequeña agarrada de la mano de sus hermanas mayores: la fe y la caridad. Creemos que lo más importante de esa imagen es que las tres virtudes se apoyan mutuamente. Nosotros, en nuestras pequeñeces, lo vivimos con mucha esperanza, porque sabemos que, arraigados en ese Dios de Jesús, en la caridad y en la cercanía con aquellos que más sufren, podemos vivir una vida con sentido y ser, de alguna manera y a nuestro nivel, profetas en el mundo de hoy. El lema escogido este año es algo que puede expresar perfectamente estas reflexiones que os he compartido", subraya el presidente diocesano de CONFER.

En el marco del Año Jubilar, la Iglesia llama a todas las personas a ser 'peregrinos y sembradores de esperanza'. Un camino hacia Dios propio de todos los bautizados y que anticipa los dones celestiales en la peregrinación.

Con todo ello, el mensaje de la Jornada de la Vida Consagrada presenta a estas personas como estandartes de dicha peregrinación que, a su vez, esparcen las semillas de la esperanza en su camino.

 

La jornada se centra en dos virtudes

Este año la Jornada se centra en dos virtudes de quienes viven esta vocación, dos de esas semillas que comparten con el mundo. La primera es la misión profética de los consagrados. Rodeados de dificultades, estas personas comparten la labor de transmitir el mensaje de Jesucristo, una esperanza nueva. Los consagrados, fieles a su identidad, deben mantenerse con actitud vigilante para despertar al mundo.

La segunda semilla son las relaciones nuevas. En un mundo que puede ser frío e individualista, los consagrados recuerdan que cada encuentro humano debe ser gozoso. Estas relaciones nacen del encuentro con Jesucristo y suponen una enorme fuente de esperanza, ya que contribuyen a la formación de una comunidad solidaria y peregrina.

Estas relaciones tienen un valor especial en la actualidad, donde conviven distintas culturas. Además, las personas consagradas muestran al mundo el valor de las relaciones nuevas, a través de su convencimiento de que salir de sí mismo para unirse a otros siempre genera grandes bienes.

 

Vida Consagrada en el Año Jubilar de la Esperanza

El Año Jubilar de la Esperanza ofrece a los fieles una oportunidad única de experimentar una renovada cercanía con Dios, a través de los momentos de oración y reflexión que se celebrarán en toda la diócesis. La Eucaristía en la Catedral de Getafe será un punto central de esta festividad, en la que se espera la participación de numerosos consagrados, y fieles.

Para aquellos que no puedan asistir en Roma al Jubileo de Vida Consagrada, que se celebrará el 8 y 9 de octubre, esta celebración, que recuerda el testimonio de vida y servicio de los religiosos, es también una oportunidad para ganar la indulgencia plenaria en la diócesis, al ser la Catedral un templo jubilar.

Descargar los materiales para preparar y celebrar esta jornada AQUÍ

 

 

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