16/02/2025. La Parroquia Nuestra Señora de la Salud, en Leganés, ha acogido en la mañana de hoy domingo 16 de febrero, la celebración diocesana de la Jornada mundial del Enfermo, que ha estado presidida por el vicario general y moderador de curia, Javier Mairata, y en la que se ha impartido el Sacramento de la Unción de Enfermos.
Mairata ha estado acompañado por el delegado de Pastoral de la Salud, Francisco Javier Arias; el párroco Alberto Tejerizo y dos capellanes de hospital, Gaspard Kanzira y Aurelio Íñigo.
En su homilía, el vicario general, en relación al Evangelio del día que narraba las bienaventuranzas, ha empezado preguntando a la asamblea: “¿quién quiere ser pobre?, ¿quién quiere sufrir o ser perseguido? Seguro que ninguno de los que estamos aquí. Entonces tenemos un problema”.
Mairata ha explicado que Dios, a través de su Palabra, en esta mañana “nos invitaba a darnos cuenta de que todas las cosas del mundo no pueden llenar el corazón del hombre. Que solo Dios es capaz de llenarlo”.
Recordando a San Gregorio Magno ha subrayado que el exceso de cosas que llenan nuestros sentidos “hace que perdamos 'el gusto de Dios'. 'El gusto de Dios' se atrofia, porque si saciamos nuestros cinco sentidos de otras cosas, llegamos a pensar que no necesitamos a Dios”.
"La pobreza, el hambre, los momentos de tristeza son los momentos en los que uno encuentra a Dios, porque siento que lo necesito”, ha añadido.
“Dichoso el pobre, porque tiene la capacidad de aceptar y acoger a Dios; dichoso el que tiene hambre porque la Palabra de Dios le sacia; dichoso el que llora porque sabe que no hay consuelo humano y pone su esperanza en Dios”, ha subrayado el vicario general, destacando: “esto también sucede cuando nos insulten o nos persigan en Su nombre, porque entonces nos unimos a su cruz, a su pasión, y eso nos dará la verdadera felicidad”.
“La necesidad de Dios se descubre sobre todo en la enfermedad —ha continuado—, un momento que nos invita a unirnos al Señor. Ahí experimentamos que estamos necesitados, que todo se nos tiene que hacer. Cuando nos desnudan, cuando nos tienen que lavar, experimentamos la humillación, y al mismo tiempo que tenemos que dejarnos cuidar, y que en el Señor encontraremos nuestra fortaleza y nuestra alegría”.
Mairata también ha querido compartir algunos momentos de su vida en los que ha experimentado cómo Dios le acompañaba en el cuidado de otro y cómo él mismo se había sentido cuidado por el Señor a través de otra persona: “ver la fragilidad en el otro y sentir su dolor, te permite descubrir el rostro del Señor, la enfermedad nos abre a Dios”.
“Estamos llamados a ser cuidadores y a ser cuidados. Cuando cuidas a alguien cuyo fin sabes que es la muerte, que no va a sanar, es cuando te sientes más cerca de Cristo, cuando sientes su presencia”, ha asegurado, añadiendo: “en ese momento cualquier gesto de cariño hacia el enfermo se multiplica”.
Para concluir su homilía, el vicario general ha explicado el significado del Sacramento que se iba a celebrar esa mañana, la Unción de Enfermos: “un gesto precioso de un Dios que te acaricia y te muestra su amor. La Unción es para experimentar la fortaleza del Señor en medio de la enfermedad”.
A continuación, ha tenido lugar la unción de enfermos en la que ha participado buena parte de la asamblea, sacramento que han impartido los sacerdotes presentes.
Para terminar la celebración, el párroco, Alberto Tejerizo, ha dirigido unas palabras de agradecimiento tanto al vicario general, como al delegado de Pastoral de la Salud, a los capellanes, a los voluntarios de esta área pastoral, a los enfermos y al resto de los fieles, por su asistencia.
Un canto a la Virgen ha puesto punto final a la Eucaristía.
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