05/03/2025. La Catedral Santa María Magdalena de Getafe acogió en la tarde del domingo 2 de marzo, el Rito de Ingreso al Catecumenado, presidido por el vicario episcopal para la Evangelización y la Transmisión de la Fe, Jesús Úbeda. Este acto litúrgico marca el inicio de su proceso de iniciación cristiana.
Los nuevos catecúmenos, 25, de edades comprendidas entre los 17 y los 57 años, son mayoritariamente de origen español, pero también hay representación de países tan diversos como Indonesia, Marruecos, Brasil, Angola, Irán y Mozambique, hecho que refleja la universalidad de la fe cristiana y el espíritu de acogida y fraternidad que caracteriza a la Iglesia.
Provienen de diversas parroquias de la diócesis: Alcorcón, Aranjuez, Brunete, Getafe, Fuenlabrada, Griñón, Humanes, Leganés, Moraleja de En medio, Móstoles, Parla, Pelayos de la Presa y Valdemoro.
Según explica el Catecismo de la Iglesia católica: "El Rito de Ingreso al Catecumenado es el comienzo de la iniciación cristiana. Es un primer paso en la conversión, en el cual la persona que desea ser bautizada se compromete a seguir el camino del Evangelio, bajo la guía de la Iglesia. Este rito está marcado por un signo de acogida, y la comunidad recibe al catecúmeno como un miembro en formación, acompañándolo durante todo el proceso".
En su homilía, Jesús Úbeda compartió una profunda reflexión sobre la forma en la que Dios ha trabajado en la vida de cada uno de los candidatos al catecumenado, guiándola hacia Él a lo largo de su historia personal, explicando que “tanto las luces como las sombras en la vida de las personas, han sido los hilos que Dios ha usado para tejer una historia de salvación”.
El sacerdote también subrayó que estos hilos han sido principalmente otras personas, seres humanos a través de los cuales Dios se ha hecho presente en la historia. Citando las palabras del profeta Oseas, "Con lazos humanos los atraje" (Os 11, 4), Jesús Úbeda recordó que “esas personas son la Iglesia, el pueblo escogido por Dios como herencia, a través del cual Su vida se manifiesta en el mundo”.
En la tercera parte de su homilía, Úbeda se centró en el Evangelio y en la famosa pregunta de Jesús: "¿Qué buscáis?". Para el sacerdote, esta pregunta está dirigida al deseo universal de la humanidad por la felicidad, la verdad, el sentido y el amor eterno. Los discípulos respondieron que solo podrán conocer la verdad si pasan tiempo con Él, compartiendo espacio y vida. Jesús les invitó a comprobar por sí mismos si Él era la respuesta a sus anhelos: “Venid y veréis”. Así, la comunidad cristiana se presenta, en nombre de Cristo, como la prolongación en la historia del abrazo del Señor, el rostro vivo y resucitado de Cristo.
Finalmente, el vicario episcopal animó a los presentes a mantenerse “firmes en su fe, a pesar de las dificultades que puedan surgir”. Citó las palabras del libro del Eclesiastés: "Hijo, si te acercas a servir al Señor, prepárate para la prueba. Endereza tu corazón, mantente firme y no te angusties en tiempo de adversidad. Pégate a Él y no te separes" (Eclo 2, 1-3). El sacerdote recordó que esa fidelidad a Dios se refleja en la comunidad cristiana, que acompaña a cada fiel en su camino hacia la salvación.
Por su parte los catequistas y sacerdotes que les han acompañado en este proceso de formación, así como el resto de la asamblea se comprometieron a rezar por ellos "para que puedan un día ser hijos de Dios y hermanos nuestros".
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