13/04/2025. El obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, ha presidido en la mañana del domingo 13 de abril la celebración solemne del Domingo de Ramos en la Catedral Santa María Magdalena; la bendición de los ramos de olivos y palmas en el Hospitalillo de San José y la procesión, con una pequeña imagen de Jesús a lomos de una borriquita, portada por jóvenes, por las calles de la ciudad.
García Beltrán ha estado acompañado por el rector y formadores del Seminario Mayor, Nuestra Señora de los Apóstoles, del clero parroquial, representantes de Hermandades y Cofradías de la localidad y decenas de fieles que han querido celebrar esta fiesta que marca el inicio de la Semana Santa.
En su homilía, Mons. Ginés ha destacado la riqueza espiritual del Domingo de Ramos como “un día lleno de contrastes”, que va “del júbilo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén a la profunda meditación sobre su Pasión”.
El obispo ha subrayado que esta celebración no es solo una conmemoración externa, sino una invitación a vivir con profundidad el seguimiento de Cristo: “No basta con aclamar a Jesús, hay que ir con Él hasta la cruz”, ha afirmado, al tiempo que animaba a los fieles a preguntarse si están realmente dispuestos a seguir a Cristo también en el sufrimiento y la entrega.
“Ser discípulo de Jesús implica compartir no solo sus ideales, sino también su destino”, ha insistido, recordando que la verdadera fidelidad se demuestra en los momentos de prueba, y añadiendo que “cargar nuestra cruz, amar sin condiciones y permanecer fieles incluso en los momentos más difíciles” es la verdadera respuesta de fe al amor de Cristo.
Refiriéndose al relato evangélico de la Pasión, Mons. Ginés ha destacado que la entrada de Jesús en Jerusalén no es un gesto político o superficial, sino “una decisión consciente, una entrega total al plan de salvación del Padre”. En esa entrega, ha dicho, “se revela la compasión de Dios, que no retrocede ante el dolor”.
También ha subrayado la dimensión actual de la Pasión del Señor: “Sabemos que la pasión del Señor se actualiza en las heridas de nuestro mundo”, señaló, invitando a los presentes a mirar con los ojos de Cristo a los que sufren hoy. “Nuestros ojos y nuestro corazón deben mirar a los abandonados para ver en ellos al Abandonado”, ha remarcado.
El obispo ha concluido su mensaje con una exhortación a vivir esta Semana Santa como un tiempo de conversión y encuentro profundo con Dios: “Que nuestros ramos sean un signo de nuestro compromiso de seguirlo plenamente, de proclamarlo como nuestro Señor y Salvador”, ha alentado a la concurrida asamblea.
Finalmente, ha puesto como ejemplo a la Virgen María, “icono del dolor vivido en esperanza”, y ha recordado que su fe nos enseña que “donde pensamos que está el final, es solo una puerta abierta a una nueva vida”.
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