La “contemplación para alcanzar amor” del libro de los Ejercicios Espirituales, de san
Ignacio de Loyola, comienza con una nota muy esclarecedora: “el amor se debe poner
más en las obras que en las palabras”. El papa Francisco, buen conocedor de las
enseñanzas ignacianas, ha instituido una Jornada mundial de los pobres en el mes de
noviembre y en el mensaje para su primera celebración ha propuesto un lema muy
próximo a la nota de san Ignacio: “No amemos de palabra sino con obras”, inspirándose
en la exhortación del evangelista san Juan en su primera carta. El Sucesor de Pedro
instituye esta jornada en continuidad con el jubileo de la misericordia “para que en todo
el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo
concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados” e invita a toda la
Iglesia a “mantener, en esta jornada, la mirada fija en quienes tienden sus manos
clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad”. En definitiva, el objetivo que el Papa
persigue es “estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y
del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro”. Las enseñanzas de Francisco en
el último mes bien se pueden repasar atendiendo a este objetivo.
Con el mes de noviembre se ha iniciado un nuevo ciclo de catequesis en las Audiencias
de los miércoles centrado en la eucaristía. Desea Francisco “dar respuesta a algunas
preguntas importantes sobre la eucaristía y la misa, para redescubrir o descubrir, cómo a
través de este misterio de la fe resplandece el amor de Dios”. “Participar en la misa es
vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor”, de ahí el respeto con el que se
debe participar en ella (“¡nada de móviles!”). La misa es la forma más sublime de
oración, es “encuentro con el Señor”, es el memorial del Misterio Pascual de Cristo,
remedio para librarnos del dominio de la muerte física y de la muerte espiritual que es el
pecado. Con la eucaristía vencemos el miedo a morir. En el mismo mes que, a propósito
de la primera Jornada mundial de los pobres, Francisco nos ha recordado que “todos
somos mendigos de lo esencial: el amor de Dios”, las catequesis sobre la eucaristía nos
traen a la memoria la certera predicación de san Juan de Ávila: “este Sacramento se
llama sacramento de amor, porque por amor es dado, amor representa y amor pone en
las entrañas”.
Los discursos de las diferentes audiencias concedidas en este mes mantienen la misma
orientación. A los miembros de la Federación Internacional de Universidades Católicas,
Francisco les ha pedido combinar investigación, enseñanza y promoción social,
prestando especial atención a migrantes y refugiados. Con los directivos y empleados de
la empresa Sixt ha hablado de proyectos para enjugar las lágrimas de los más pequeños
y débiles de la sociedad, los niños, saliendo al frente de la cultura del descarte y
edificando una sociedad más humana. A la comunidad del Pontificio Colegio
Ucraniano, al cumplir el octogésimo quinto aniversario de su creación, y a los
Escolapios, que han peregrinado con la familia amplia de las escuelas pías para
encontrarse con el Sucesor de Pedro, les ha llamado a educar, anunciar y transformar.
Los participantes en un Simposio para el desarme integral también han recibido de
Francisco una exhortación a las obras: es necesario “promover lo humano en su unidad
inseparable de alma y cuerpo, de contemplación y de acción”. La pregunta sobre el ser
humano ha centrado la reflexión en el encuentro con los miembros de la plenaria del
Pontificio Consejo de la Cultura. También en la entrega de los premios Ratzinger, el

Papa ha pedido cultivar la diaconía de la verdad. Y a las familias franciscanas de la
Primera Orden y de la Tercera Orden Regular ha pedido que, imitando a san Francisco
de Asís, vivan en todo como hermanos menores. Palabras para traducir el amor en
obras, como hermosamente formulara Lope de Vega en la comedia que adoptó como
título el refrán español “obras son amores”: “El amor solo desea / amor, la
correspondencia / quáles han de ser las obras / soberanamente enseña”.