Transparentar el Evangelio
Por José Rico Pavés

La luz de Jesús que proviene de Belén ha iluminado de forma suave y discreta el comienzo del Nuevo Año trayendo un mes cargado de eventos y enseñanzas intensas. La carta a los obispos de Estados Unidos, el discurso al Cuerpo Diplomático, el veinticinco aniversario de la Pontificia Academia para la Vida, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos y la JMJ de Panamá abren un año en que el Papa una y otra vez nos invita a poner la mirada en Jesucristo y abandonar todo aquello que no ayuda a transparentar su evangelio. La Carta a los obispos de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos de América es un verdadero manual práctico de comunión eclesial con indicaciones no sólo válidas para los pastores de la Iglesia sino para todos los miembros del Pueblo de Dios. Francisco ha querido suplir un “viaje fallido”, pues su deseo era haber compartido con los obispos unos días de esos Ejercicios Espirituales para implorar con ellos al Señor que envíe su Espíritu capaz de hacer nuevas todas las cosas. Para responder a la crisis de credibilidad que atraviesa la Iglesia en Estados Unidos a causa de los abusos cometidos por clérigos y ocultados por quienes debían haberlos denunciado, comienza el Papa recordando la necesidad de “una palabra gestada en la oración del pastor”. “El Pueblo fiel de Dios y la misión de la Iglesia han sufrido y sufren mucho a causa de los abusos de poder, conciencia, sexual y de su mala gestión como para que le sumemos el sufrimiento de encontrar un episcopado desunido, centrado en desprestigiarse más que en encontrar caminos de reconciliación. Esta realidad nos impulsa a poner la mirada en lo esencial y a despojamos de todo aquello que no ayuda a transparentar el Evangelio de Jesucristo”. Hoy se nos pide una nueva presencia en el mundo conforme a la Cruz de Cristo, que se cristalice en servicio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Al felicitar el año nuevo a los embajadores acreditados ante la Santa Sede, Francisco ha ofrecido algunas consideraciones sobre acontecimientos pasados y desafíos futuros. Para no caer en los errores del pasado, el Papa propone cuidar aquellos elementos que hacen eficaz el ejercicio de la diplomacia: el primado de la justicia y el derecho, la defensa de los más débiles, la construcción de puentes entre los pueblos, el empeño común en la construcción de la paz, y pensar en común el destino de la humanidad. Con la mirada puesta en el sí de la Virgen María, el Papa invita a los jóvenes a ponerse al servicio de los demás en diálogo con el Señor. “Las propuestas de Dios para nosotros, como la que le hizo a María, no son para apagar sueños, sino para encender deseos; para hacer que nuestra vida fructifique y haga brotar muchas sonrisas y alegre muchos corazones. Dar una respuesta afirmativa a Dios, es el primer paso para ser feliz y hacer felices a muchas personas”.