Ver la gracia de Dios
Por José Rico Pavés

El mes de febrero comenzó con la Fiesta de la Presentación del Señor, momento en que se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Comentando las palabras del anciano Simeón (Mis ojos han visto a tu Salvador), el Papa ha descubierto el secreto de las personas consagradas: «sois hombres y mujeres sencillos que habéis visto el tesoro que vale más que todas las riquezas del mundo… El punto de partida es saber ver la gracia». Las personas consagradas, cuando han superado la tentación de quedarse en planteamientos mundanos, nos enseñan que la mirada justa sobre la vida es la que percibe la gracia que Dios nos da.
Es precisamente ese ejercicio de saber ver la gracia el que nos ofrece la clave más importante para recibir en su recto sentido eclesial la Exhortación Apostólica Querida Amazonía: «Todo lo que la Iglesia ofrece debe encarnarse de modo original en cada lugar del mundo, de manera que la Esposa de Cristo adquiera multiformes rostros que manifiesten mejor la inagotable riqueza de la gracia» (n. 6). Reunido con los obispos del Mediterráneo en Bari, Francisco ha querido dar testimonio «del valor que tiene el nuevo paradigma de fraternidad y colegialidad» para afrontar la tarea inaplazable de construir la paz en esta zona del mundo. En la tarea de buscar el bien común, que es otro nombre de la paz, pide el Papa dejarse guiar por las expectativas de los pobres: «no aceptemos nunca que quien busca la esperanza cruzando el mar muera sin recibir ayuda o que quien viene de lejos sea víctima de explotación sexual, sea explotado o reclutado por las mafias». Una mirada renovada por el evangelio es lo que Francisco ha pedido a los jueces y letrados del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano en la apertura del presente año judicial. El evangelio nos enseña una mirada más profunda con respecto a la mentalidad mundana, y nos muestra que la justicia que Jesús no se agota en un conjunto de reglas, sino que requiere una disposición del corazón. En este sentido, la Santa Sede ha iniciado un proceso de adaptación de su legislación a las normas del derecho internacional y «se ha comprometido especialmente a luchar contra la ilegalidad en la esfera de las finanzas a nivel internacional». Una mirada renovada necesitan también quienes están en proceso de formación como diplomáticos al servicio de la Santa Sede. El deseo del Papa es que la diplomacia vaticana contribuya decisivamente a la tarea evangelizadora, por eso ha dispuesto que los futuros miembros del cuerpo diplomático vaticano (nuncios y consejeros) dediquen un año entero al servicio misionero en las Iglesias particulares de todo el mundo. Se nos regala un nuevo tiempo litúrgico para dejarnos reconciliar con Dios y purificar nuestra mirada de toda mundanidad. «La Cuaresma es el tiempo propicio para hacer espacio a la Palabra de Dios. Es el tiempo para apagar la televisión y abrir la Biblia». Es un tiempo de gracia, para acoger la mirada amorosa de Dios sobre nosotros y, sintiéndonos mirados así, cambiar de vida. «Estamos en el mundo para caminar de las cenizas a la vida». En el camino hacia la Pascua, es necesario dejarse conducir por la Iglesia para aprender a ver la gracia de Dios en nuestra vida.