Renovar la catequesis
Por José Rico Pavés

El mes de junio de este peculiar año 2020 ha sido el momento elegido para la publicación de un documento de gran importancia para la vida de la Iglesia en los próximos años: el Directorio para la Catequesis, aprobado por el papa Francisco el pasado 23 de marzo, fiesta litúrgica de santo Toribio de Mogrovejo.

En continuidad con los dos directorios anteriores, publicados después del Concilio Vaticano II en 1971 y 1997, este documento ofrece los criterios normativos para la renovación constante de la catequesis en el contexto histórico y cultural del momento presente.

Desde que el papa Benedicto XVI creó el Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización en 2010 y le confió la competencia sobre la catequesis a comienzos de 2013, este Dicasterio asumió como una de sus primeras tareas la actualización del Directorio General para la Catequesis, aprobado por san Juan Pablo II en 1997 tras la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. Esa actualización debía dar a la catequesis una decidida impronta evangelizadora, en consonancia con las exigencias del momento presente. El nuevo Directorio para la Catequesis describe ahora el camino catequético bajo el primado de la evangelización.

Con la elección del papa Francisco y la publicación de dos de sus documentos programáticos -la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (24.11.2013), que respondía a los retos planteados en el Sínodo de los Obispos de octubre de 2012 dedicado a “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, y la Carta Encíclica Laudato Si’ (24.5.2015), que invita al compromiso en el cuidado de “la casa común”-, hemos comprendido que la actualización de la catequesis pasa por dar al “primer anuncio” (kerigma) un papel prioritario y por situarla en el nuevo contexto caracterizado por la cultura digital y la globalización.

El nuevo Directorio ha visto la luz cuando el mundo está paralizado por una pandemia que está obligando a modificar nuestros modos habituales de cumplir la tarea evangelizadora que Cristo confía a su Iglesia. Providencialmente, el Directorio ofrece también orientaciones luminosas para que la evangelización y la catequesis respondan a las exigencias actuales y lleven efectivamente al encuentro siempre vivo con Nuestro Señor Jesucristo, cuyas heridas nos han curado (1 Pe 2,24).