Unos sesenta sacerdotes diocesanos han viajado hasta Tuy y posteriomente hasta Lisboa para acompañar a los jóvenes de sus comunidades parroquiales que participaban en la Jornada Mundial de la Juventud junto al santo Padre. PAra ellos también han sido unos días intenso sin descanso en los que han colaborado en las celebraciones, confesiones, rezo del Rosario, tiempos de adoración, talleres, asesoramiento y un sinfin de tareas que requerían la presencia de un presbítero. Algunos de ellos han vivido esta preciosa experiencia por primera vez, como el joven sacerdote Rafael Marina, ordenado el pasado 19 de marzo, solemnidad de San José, que ha querido compartir con todos los diocesanos lo que ha supuesto esta JMJ para él.
Este es su testimonio
"Mi primera JMJ como sacerdote ha sido todo un regalo de Dios. Él me ha permitido ver un poco más de cerca cómo actúa en las almas de los jóvenes, ¡incluso a través de un pobre pecador como yo! También ha sido maravilloso contemplar la riqueza de la Iglesia "católica" (universal), así como descubrir en la sencillez del Papa la ternura de Jesús. Sus palabras me han tocado el corazón, como a tantos otros, y concelebrar con él hace que me sienta parte de una obra muy grande, inmensa".