26/12/24. Ya se conocen los dos ganadores del primer certamen de poesías dedicadas a la Inmaculada Concepción organizado por los jóvenes de la Parroquia Santos Justo y Pastor (Parla).
En la categoría joven ha resultado premiado Iván Herraiz Herráez, con un poema a la Inmaculada Concepción formado por cuatro cuartetos de rima consonante.
En la categoría general el ganador ha sido Víctor Claramunt Velasco con un romance de 50 versos a la Inmaculada de rima libre.
Las poesías premiadas son originales e inéditas y en ellas se resalta el valor de la Virgen María, sus cualidades y sobre todo el dogma de la Inmaculada Concepción, como se requería en las bases de la convocatoria.
Al certamen se han presentado una docena de poemas, cuatro en categoría joven y ocho en categoría general.
Destacan desde la parroquia organizadora que “la acogida de la iniciativa propuesta por los jóvenes de nuestra comunidad ha sido muy buena. Además, ellos se han esforzado mucho para que saliera adelante y han trabajado en las bases y en la organización interna del certamen”.
CATEGORÍA JOVEN
IVÁN HERRAIZ HERRÁEZ
Poema a la inmaculada concepción
En el silencio puro de la aurora,
broto la gracia, divina y fina,
la Virgen, luz que el cielo atesora,
Inmaculada en su esencia divina.
Con lirios blancos en su regazo,
marcó el misterio de su elección,
la Virgen, alegría del cielo abrazo,
pureza eterna, luz de redención.
En su vientre, la esperanza germina,
mil estrellas danzan a su alrededor,
la Inmaculada, la gracia divina,
bendita entre todas, flor de amor.
Oh, Concepción sin sombra ni mancha,
Resplandece el manto de tu pureza,
La Virgen, luz que al mundo desgrana,
mensaje de paz, sublime belleza.
CATEGORÍA GENERAL
VÍCTOR CLARAMUNT VELASCO
Romance a la Inmaculada
En la alborada primera
de blancura se vestía
el hombre, que presuroso,
el blanco en negro teñía
y contemplándolo el Padre
en crecida lejanía
se determinó en mandar
al Hijo, que bien quería,
a buscar a su criatura,
que más y más se perdía,
haciéndose humanidad,
haciéndose cercanía.
—¿Será posible, oh Señor
—el arcángel profería—,
que el autor de la pureza
se cubra de porquería?
—No sucederá, Gabriel
—el Hijo le respondía—;
obraremos un prodigio
que nadie imaginaría:
ya que la natura humana
ha de ser también la mía,
naceré de una mujer
que pecado no tendría;
será la Eva inmarcesible
y se llamará María.
Tan dispuesto como estaba
y anunciado en profecía,
Ana en su seno baldío
de Joaquín concebía.
María crecía en gracia,
belleza y sabiduría;
su espíritu inmaculado
de virtudes refulgía.
Al justo varón José,
con amor, desposaría,
sirviendo unidos a Dios
en virginal compañía.
Al anuncio de Gabriel,
humilde consentiría
en la encarnación del Verbo
que al hombre redimiría,
pisando así a la serpiente
que infame el talón le hería.
Cual lucero rutilante
a la luz alumbraría,
siendo esclava del Señor
a su Señor contendría,
y así, llena de la Gracia,
la toda santa sería.