17/04/2024. Las puertas del Seminario Mayor Nuestra Señora de los Apóstoles se abrieron para recibir el pasado 13 de abril a medio centenar de consagrados y consagradas de una veintena de congregaciones distintas que sirven al Señor en territorio diocesano.
El encuentro, realizado a iniciativa de la CONFER diocesana, fue coordinado por José Miguel Sopeña Moreno, religioso hijo de la caridad, y presidente de CONFER Getafe; Ramón García Saavedra, vicario episcopal para la Vida Consagrada y Cruz Gonzalo López Palomo, rector del Seminario, arrancó con una breve alocución de cada uno de ellos.
Después escucharon los testimonios de una religiosa, Liline Mulangi, hospitalaria de Ciempozuelos, de Lucas Almeida, hijo de la caridad de Getafe, y de dos seminaristas, Pablo y Jordan, en los que pudieron comprobar cómo Dios, que nos ama personalmente, conduce a cada uno por un camino irrepetible y otorga a cada cual una misión única.
Más tarde, los religiosos tuvieron la oportunidad de conocer el Seminario, para terminar en el comedor compartiendo una merienda.
Por último, rezaron juntos la oración de vísperas, donde se pudo observar que “cada carisma elevando su vida y oración a Dios venía a agregarse a los demás y todos ellos sonaban en perfecta armonía; ni faltaba ni sobraba ninguno, ni una cuerda era mejor que otra, simplemente cada cual canta la partitura que el Director le ha regalado” explicaba Francisco Javier Zaera, formador del Seminario, que también estuvo presente en el encuentro.
Zaera quiere destacar que en medio de un contexto actual donde parece que el único modo de afirmarse ante los demás pasa por hacer de menos a tus supuestos competidores, en este encuentro en el Seminario se ha puesto de manifiesto que “los otros son hermanos que Dios me da para mi bien, que la diferencia que pone de manifiesto la propia identidad hace más bello al que no es como yo; y que esto, en lugar de generar una inseguridad sobre lo mío y una envidia o sospecha sobre lo ajeno, me llevará a amar más lo mío y a agradecer más lo ajeno”.
“Damos gracias a Jesús por dejarnos cantar también a nosotros este cántico nuevo en, con y para su Iglesia” concluye.