23/04/2024. El obispo D. Ginés García Beltrán presidió en el convento de las hermanas Capuchinas Franciscanas de Pinto, el pasado jueves 18 de abril, la celebración del 25 aniversario de profesión de Sor María Rosa Antony, religiosa de origen indio que lleva casi 30 años en España.
El prelado estuvo acompañado del vicario episcopal para la Vida Consagrada, Ramón García Saavedra; sacerdotes de Pinto y del arciprestazgo, y religiosos de la orden franciscana, entro otros.
También asistieron a la celebración la abadesa, Madre Natividad, y hermanas del convento de Granada -donde se encuentra la Casa Madre- y de otros monasterios de capuchinas.
Además, estuvo presente el alcalde de Pinto, Salomón Aguado, y miembros de la corporación municipal.
El obispo en su homilía agradeció la invitación y señaló que "esta fiesta entrañable significa volver al primer amor. Ese amor que llamó a tu puerta te hizo salir de tu tierra, tu casa, tu familia para buscar una tierra que no conocías en una vocación de contemplación y consagración a la que el Señor te llamaba para dedicarte enteramente a su servicio".
"Esta tarde aquí queremos dar gracias al Señor por tu vocación, por tu familia, por tu pueblo que te habló de Dios y te hizo amarle" continuó.
"Tus bodas de plata son un testimonio de que el Amor tiene que ser amado -dijo recordando a San Francisco de Asís- ; el Amor tiene que ser abrazado. Porque el Amor es lo único que cambia y transforma el corazón del hombre, que puede transformar el corazón del mundo, de la humanidad".
Por su parte, Sor María Rosa también dedicó unas palabras de agradecimiento a toda la asamblea, religiosos, sacerdotes, y en especial a D. Ginés por haber acudido a la celebración, y a su hermana, que había asistido a la ceremonia en nombre de toda su familia.
"Y a todos vosotros en general, que os siento como mi familia, muchísimas gracias por vuestra presencia en este día. Que Dios os bendiga siempre y que sepáis que os llevo en mi corazón y elevo a Dios mis oraciones por todas vuestras necesidades e intenciones" concluyó sor María Rosa.