ordenados2016

04/06/2024. El pasado sábado, 1 de junio, primer día del mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, se celebró en el Cerro de los Ángeles un retiro de consagración al Corazón de Jesús. 

Esta jornada, en la que participaron casi un centenar de personas, fue el culmen de todo un itinerario de preparación, que por cuarto curso consecutivo viene ofreciendo la Vicaría del Cerro para consagrarse al Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles. 

Los consagrados han acudido con gran ilusión desde varias diócesis de España, para responder a esta invitación del Corazón de Jesús, en la que se han comprometido a "cuidar de Él y de sus cosas, sabiendo que Él cuida de ellos y de las suyas". 

En el itinerario recorrido para prepararse, además de formación fueron asumiendo una serie de compromisos y dando pasos, como la consagración al Corazón Inmaculado de María en el mes de marzo, o el comienzo de una amistad íntima con el Corazón de Jesús, en la que se esforzarán por "hacer siempre lo que más Le agrade, y por poner en Él 'su nido'".

El encuentro del sábado comenzó en la Basílica, con la charla ‘El Corazón de Jesús y la Eucaristía’ a cargo de Jesús Díaz Ropero, párroco de Cerceda y Matalpino, maestro de Ejercicios Espirituales y consiliario de los Grupos de Oración del Corazón de Jesús. 

Con gran profundidad les fue adentrando en el misterio del Corazón eucarístico de Jesús, partiendo del milagro de Lanciano (Italia) donde el Cuerpo de Jesús en la Eucaristía ha permanecido incorrupto, como tejido vivo de miocardio, a lo largo de doce siglos. 

Díaz Ropero instó a los asistentes a “vivir la Eucaristía con mayor fervor, a adorar y consolar este corazón tan despreciado, pasando largos ratos ante Él, como Francisco Marto y a llevarle almas, para calmar su sed de amor por todos nosotros”. 

A continuación, Rosa Amelia González, voluntaria del Cerro, ofreció un precioso itinerario, centrado en los dos Monumentos al Sagrado Corazón y la Basílica. 

En el antiguo Monumento realizaron un acto de desagravio a su sagrado Corazón, y también pudieron ver de cerca el nuevo y sus conjuntos escultóricos, “que son en su grandeza un acto de reparación por la destrucción del primero”. 

Después, Nuria Ramos Ojeda, consagrada de los Apóstoles de los corazones de Jesús y María (ACIM), disertó sobre: ‘La Consagración al Corazón de Jesús’, y siguiendo el Magisterio y la Tradición de la Iglesia, presentó las bases de esta devoción, “la más excelsa de la vida de piedad y la más eficaz para crecer en santidad, según el testimonio de los Papas y los santos”. 

Animó a decir que sí a esta "Alianza de amor" que el Corazón de Jesús nos propone y a responder a la entrega total de Jesús, “con nuestra entrega, también total y para siempre”. 

Tomando como modelo a santos como Santa Margarita María de Alacoque, el Padre Mateo Crawley, el Beato Bernardo de Hoyos o  Santa Maravillas de Jesús instó a “abrir el corazón para escuchar la llamada de Su corazón, acoger la misión que nos encomiende y responder con generosidad, para extender el Reinado del Corazón de Jesús e instaurar la civilización del amor, de que tanto hablaba San Juan Pablo II y tanta necesidad de ella tiene nuestra sociedad”. 

Tras un tiempo de descanso y la comida en los merenderos de la base del Cerro, se rezó el Rosario, con meditaciones del Papa para el primer sábado, en la Basílica. 

A continuación, el sacerdote Domingo Linares, arcipreste de Leganés, expuso al Santísimo y pudieron meditar la fórmula de consagración y prepararse para el acto central del día: la santa Misa, en la que se realizó la consagración a su divino corazón. 

Fue la culminación de un gran día, que terminó con el testimonio de Verónica Rosas Llanos, joven enfermera que acaba de finalizar su especialidad como matrona, y a la edad de doce años pudo superar, gracias a la fe y a su amor por el corazón de Jesús, un brote de enfermedad, ante el asombro de los médicos y la conversión de sus enfermeros. 

Verónica les invitó a “enseñar a los niños, desde muy pequeños a dar sentido al sufrimiento y a ofrecer la cruz; como consagrados, a ser corazón de Jesús en el mundo, tan herido y necesitado de cariño”, y a entregarse totalmente, “única manera de ser felices en el cielo, y ya en este mundo”.