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25/06/2024. Desde el 13 al 16 de junio se ha celebrado en la casa de Espiritualidad Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor (Ciempozuelos) el Cursillo de Cristiandad número 138 de la Diócesis de Getafe.

En esta ocasión, en representación de D. Ginés ha presidido la clausura el vicario episcopal para el Cerro de los Ángeles, Manuel Vargas, que ha estado acompañado por el consiliario diocesano, Yago Fernández de Alarcón; los directores espirituales del Cursillo, los sacerdotes Jaime Pérez Boccherini y Álvaro Aceituno; por la presidenta diocesana, Lourdes Barato, y por el coordinador de este encuentro Juan José Rodríguez.

Vargas, como enviado del obispo, transmitió el saludo de D. Ginés a toda la comunidad y especialmente a los nuevos cursillistas y, además, quiso resaltar a los nuevos hermanos que, aunque es una necesidad evangelizar, "también hay que tener presente siempre que hay mucha gente que comparte nuestra fe: Iglesia Católica".

También confesó que, hace unos años, siendo párroco en Pelayos de la Presa, vivió la fuerte experiencia de Dios y de la Iglesia que supone ir a un Cursillo, en el cual renovó la certeza de que "la fe es una fuerte amistad con Cristo vivo".

Ese mismo impacto que experimentó el vicario episcopal para el Cerro de los Ángeles fue el que manifestaron los cursillistas durante el fin de semana.

Gonzalo García-Barroso Rubio, miembro del equipo del Cursillo de la Ultreya de Leganés, expresaba cómo había podido "ser testigo de primera mano de cómo el Señor actúa en los cursillistas y transforma su vida, pasando de ser de unos tonos grises a unos tonos llenos de mil colores".

"He podido ser consciente de cómo el Espíritu Santo realmente nos ayuda si se le invoca, pues hay cosas que sólo con mis fuerzas no creo que hubiese podido hacer" expresaba Gonzalo.

Por su parte la madrileña Lourdes Muñoz explicaba: "se me ha regalado asistir a un maravilloso espectáculo de la acción de la Gracia, en los demás y en mí, y ver cómo los corazones más endurecidos (el mío el primero) se iban abriendo y permitiendo que el Corazón les tocase y hablase".

Por último, Pilar Hervás, de San Martín de la Vega, subrayaba que "puedo decir que Dios me ha enamorado aún más, he visto cómo ha actuado en cada uno de los que hemos estado allí, cómo ha actuado cambiando sus caras, sus sonrisas, cómo han aligerado el peso sus mochilas".

"Él me ha llevado allí porque sabía que todo lo que he aprendido y sentido en mi corazón, me iba a acercar aún más hacia Él" destacaba esta cursillista.