29/07/2024. La Casa de Espiritualidad de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor (Ciempozuelos) acogió desde el 11 al 14 de julio la celebración del Cursillo 139 de la Diócesis de Getafe, en el que han participado una veintena de personas.
El vicario general y moderador de Curia, Javier Mairata, fue el encargado, en esta ocasión, de presidir la clausura del Cursillo, en representación del obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán.
Estuvo acompañado por la presidenta diocesana, Lourdes Barato, que además formó parte del equipo de este Cursillo; el consiliario diocesano, Yago Fernández de Alarcón que, junto a Pablo Nieto, fueron los directores espirituales del Cursillo, y el coordinador, Diego José Zapatero Ledesma, que desempeñó dicha función por primera vez.
Mairata transmitió el saludo de D. Ginés a toda la comunidad y especialmente a los nuevos cursillistas.
Comentó el triste intento de asesinato del candidato a la presidencia de EEUU, Donald Trump, para resaltar cómo, tras los disparos, los agentes del servicio secreto rodearon a Trump, poniendo en peligro su vida, haciendo de escudos humanos, ofreciendo la vida por la de su protegido.
Y aprovechó este suceso para hacer esta pregunta: “¿por qué damos la vida nosotros? Porque sólo merece dar la vida por Cristo y por los hermanos”.
Al término del Cursillo algunos de los participantes manifestaron el cambio que habían experimentado en sus vidas después de todo lo escuchado y vivido.
Así se expresaba Iván Fernández: “estoy pasando una etapa muy hermosa de reconversión personal, interior y espiritual muy profunda, con un discernimiento bastante especial y precioso. Para mi el Cursillo de Cristiandad vino a ser un complemento muy importante y primordial en este proceso”.
“Me siento mucho mejor después del Cursillo de Cristiandad 139 y con mejores vivencias, deseos y fuerzas de seguir siendo católico y de servirle a Dios y al prójimo en lo que Él necesite” subrayaba.
Marta Ramos, que llegó al Cursillo sin ninguna expectativa, señalaba que “en estos días encontré respuestas y discernimiento, orientación de vida, compañerismo y amistad, vidas inspiradoras y vulnerables y mucha alegría para seguir descubriendo el amor que Dios guarda para cada uno de nosotros”.
Yannela Lizeth Vidal explicaba que “desde el momento que cruzamos la puerta habías personas que no conocíamos, pero que ya sabían nuestro nombre y con una sonrisa nos transmitían mucha confianza".
“Quiero recalcar algo que me tocó el corazón: el ‘rollo’ de Jesucristo. Aquel día yo conecté mucho con las palabras de Lourdes en la capilla y sentí que, cuando nos dieron un tiempo de descanso, yo solo quería seguir sentada en la capilla contemplando el sagrario”, recordaba.
“Algo pasó en mí -continúaba- y era Cristo que me estaba abrazando: noté que ahí recibí su gracia. Sé que guardaré ese día siempre en mi corazón. Además, por primera vez en mi vida me confesé y sentí que era el momento perfecto”.
Diego José Zapatero, el coordinador del Cursillo, que al principio no se veía preparado, manifestó a su término cómo había sentido la fuerza de Dios y de los hermanos: “he crecido en confianza y abandono en el Señor: ya sólo por eso entiendo como ganancia todos los nervios pasados y las horas dedicadas a preparar el cursillo”.
“Pero, sobre todo -añadía-, los doy por bien empleados viendo los frutos en los nuevos cursillistas, y es que, en Cursillos, tenemos la suerte de ver al menos una parte de dichos frutos”.
“He sentido vivamente la gracia pedida para nosotros por tanta gente que ha estado rezando por el cursillo, y además he podido compartir y crecer en amistad con un grupo extraordinario de personas, las que formaban el equipo de este Cursillo, que se han desvivido para hacérmelo todo más fácil” reflexionaba.