07/10/2024. El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, presidió en la tarde del viernes 4 de octubre, la misa funeral que se celebró en la Catedral Santa María Magdalena por el eterno descanso del alma del sacerdote José Rodier, Hijo de la Caridad, fallecido el pasado 6 de agosto. Junto a Cobo concelebraron el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, y el auxiliar, José María Avendaño.
Además, asistió el actual presidente de Confer, Hijo de la Caridad también, José Miguel Sopeña, y gran número de hermanos y sacerdotes de la Diócesis que quisieron rendir un último adiós a Rodier.
Al inicio de la celebración la asamblea pudo escuchar unas palabrasque una de las Hijas d la Caridad, pronunció en su recuerdo: “venimos con un sentimiento de tristeza y añoranza por la ausencia que conlleva la muerte de alguien querido, pero también de agradecimiento y esperanza. Agradecimiento por lo vivido con él y el legado humano y espiritual que nos ha dejado y esperanza por saberle en los brazos amorosos del Padre”.
Estas palabras dieron pie también a las palabras de agradecimiento que dirigió el cardenal al principio: “estamos aquí para presentar al Señor a través de la vida de Pepe”.
Cobo, en su homilía, destacó la amistad de Pepe con Dios: “El 6 de agosto, fiesta de la transfiguración del Señor, José Rodier, Hijo de la Caridad, entra en la presencia definitiva del buen Dios, su amigo, a los 89 años”.
Haciendo un recorrido por su historia, desde su Paría natal, el arzobispo de Madrid subrayó: “Rodier en su vida no ha hecho más que dejar traslucir a Dios”.
Hoy en esta fiesta de San Francisco de Asís “lo presentamos y despedimos juntos como Iglesia orante a un Dios que siempre nos otorga sus gracias”.
“Vemos que vivió en nuestras diócesis cuando todavía no había esta división: Vallecas, Getafe, Leganés, San Blas, y allí ha sido un padre para muchos; con su estilo sencillo ha dejado amigos especialmente con la gente sencilla de los barrios y también con el presbiterio”.“Era un hombre bueno, sencillo, que remitía a Dios” ha remarcado el cardenal.
“Tenemos templos, pero necesitamos hombres y mujeres que hayan puesto su confianza en el Señor y nos enseñen a ser discípulos evangelizadores sencillos en todos los momentos de la vida, corazones evangelizadores” resaltó.
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