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14/10/2024. El obispo de Getafe Ginés García Beltrán presidió el pasado viernes 111 de octubre, la primera OCEO del curso en la Catedral: “Reiniciamos este momento de encuentro y oración; juntos podemos acercarnos al Señor con toda confianza para poner en sus manos nuestros anhelos, ilusiones, y esperanzas, y también las dificultades de cada día”.

“Esta primera OCEO de año —añadía— tiene un sentido profundamente vocacional faltan unas horas para la ordenación sacerdotal de Joselu y la diaconal de seis hermanos nuestros, Enrique Antonio, Pablo, Ignacio, Emiliano y Andrés”. “Esta tarde le vamos a ofrecer al Señor la vida de estos jóvenes que dicen que sí, que si al Señor para entregar su vida al servicio a los hermanos. Damos gracia al Señor por la vocación y el don de la Iglesia”, comenzaba Ginés García Beltrán.

En su homilía, el obispo, comenzó recordando el aniversario de la Diócesis para después centrarse en la importancia de las vocaciones y de la respuesta libre al Señor ante su llamada.

“Hoy es un día entrañable, la víspera del 12 de octubre, fecha en la que se puso en marcha la joven diócesis de Getafe hace algo más de 30 años, en 1991. El primer obispo Francisco José quiso que el día que conmemorábamos el nacimiento de la diócesis de Getafe fuera también el día de las ordenaciones sacerdotales, de tal modo que la gran mayoría del presbiterio de estos últimos años ha sido ordenado un 12 de octubre, mañana celebran su aniversario de ordenación sacerdotal”, relataba.

“Esta tarde yo os invito a considerar el don de la vocación. Todos nosotros estamos llamados, absolutamente todos. Si tu estás aquí es porque has sido llamado a la vida cristiana, porque has recibido, por el Bautismo la gracia de Dios que te ha hecho hijo suyo y heredero de su gloria”, subrayaba el obispo.

Dentro de la llamada universal a la santidad por el Bautismo, decía el obispo a los jóvenes “hay una segunda llamada, una llamada en la llamada’ y es que cada uno en la Iglesia estamos llamados a ejercer un servicio y en un estado de vida concreto al que el Señor nos llama”.


Responder a la llamada del Señor con libertad


Mons. García Beltrán subrayaba la variedad de vocaciones: al sacerdocio, a la vida consagrada, al matrimonio e instaba a los jóvenes a responder al Señor desde la libertad: “porque si no, no sería una respuesta verdadera. Solo desde la libertad del corazón el hombre puede responder”.

“Una de las preguntas que más me han hecho en estos quince años que llevo de obispo —añadía—, los jóvenes, adolescentes e incluso lo niños es: ¿cómo sé que Dios me llama?” a lo que García Beltrán respondía que “salvo excepciones, Dios no tiene una revelación extraordinaria con luces o sonidos. Mi experiencia y la de Joselu no es esta. Sin embargo, los que hemos sido llamados en el corazón sabemos que Dios nos llama”.

El obispo insistía: “queridos jóvenes hay que abrir el oído para escuchar la llamada del Señor”.  “Cuántas veces en estos casi 7 años que llevo en la Diócesis os he repetido: preguntadle al Señor cada mañana o cada noche, Señor, ¿qué quieres de mí? Esto no te cuesta ningún tiempo ni ningún trabajo, pregúntale al Señor que quiere de ti. Lo que sienta tu corazón cultívalo, con el acompañamiento, con la dirección espiritual, poniendo los medios pastorales, espirituales para saber lo que Dios quiere de ti, haciendo un discernimiento, porque en eso está tu fidelidad”.

 

“He sido feliz”


Mons. Ginés insistía a la joven asamblea en que en la respuesta fiel a esa llamada del Señor es lo que colma el corazón del hombre de felicidad: “si yo pudiera transmitiros algo queridos jóvenes, es que soy feliz, que he sido feliz, con problemas y dificultades, pero soy feliz porque estoy haciendo lo que Dios me pide”.

Después destacaba, a través del propio ejemplo de su vida y 40 años de sacerdocio, la importancia de rezar por las vocaciones: “queridos jóvenes vamos a rezar por nuestros sacerdotes, por nuestro Seminario. Si no hay sacerdotes la Iglesia no marcha; si no hay sacerdotes quién nos va a celebrar la Eucaristía; quien nos va a perdonar los pecados, sería una tragedia…”.

“En estos 30 años de vida de la Diócesis, no solo no hemos disminuido, sino que hemos más que duplicado el número de sacerdotes. Pero también hemos más que duplicado el número de habitantes del sur de Madrid. Estamos en una diócesis joven, viva y que crece. Necesitamos sacerdotes y tenemos que arrancárselos al Señor con nuestra oración: Señor danos sacerdotes santos, sacerdote para que nadie en nuestra diócesis le falten los medios de la gracia”, subrayaba.


El obispo terminó pidiendo la intercesión de la Virgen del Pilar para la celebración de las ordenaciones, el Seminario y las vocaciones.

 

 

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