plazasanpedroweb

28/10/2024. El 24 de diciembre, víspera de Navidad, el Papa Francisco abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro e inaugurará el Jubileo de la Esperanza, un año especial de Gracia en la Iglesia que concluirá en la fiesta de la Epifanía del Señor, el 6 de enero de 2026.

El Santo Padre solicita que el domingo 29 de diciembre de 2024, en todas las catedrales y concatedrales, los obispos diocesanos celebren la Eucaristía como apertura solemne del Año jubilar, según el Ritual que se preparará para la ocasión.

El obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, inaugurará el Año Jubilar en la diócesis el 29 de diciembre de 2024 con una celebración en la Catedral Santa María Magdalena.

A partir de esa fecha, se ha programado un itinerario jubilar, en el calendario diocesano, que se invita a celebrar todos juntos:

 

ITINERARIO JUBILAR DIOCESANO


El 25 de enero de 2025 se celebra la Jornada de oración ecuménica.
El 2 febrero es la Jornada de Vida Consagrada.
El 22 febrero está previsto el Congreso de Educación.
El 21 marzo se invita a la celebración comunitaria de la Penitencia.
El 12 abril está programada la Peregrinación por la vida.
El 15 abril se celebrará la Misa Crismal.
El 7 junio es la Jornada de Apostolado Seglar.
El 14 junio es el Día del Cerro.
El 22 junio se celebra el Día de la Caridad.
El 27 junio es la solemnidad del Sagrado Corazón.
En noviembre 2025 es la Jornada de los Pobres.
El 7 diciembre celebraremos la Vigilia de la Inmaculada.
En diciembre, está prevista la Clausura del Año Jubilar.

 

Destaca María Isabel García Vigil, responsable diocesana para el Jubileo, que “se hace indiscutible, en esta ocasión la llamada de Dios, a cada uno de nosotros por medio de la celebración del año Jubilar ordinario que empezaremos el día de Nochebuena con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano”.

“Es Dios quien pronuncia nuestro nombre y desea abrir las puertas de nuestra vida con el deseo de sacar a la luz la esperanza que este mundo nuestro tanto necesita. No se trata de las pequeñas esperanzas humanas que cada uno alimentamos en nuestro vivir cotidiano, sino de la esperanza última, la que hace que nuestro corazón descanse en Cristo en los avatares de cada día y que nuestra mirada alcance el horizonte de cielo que Dios nos muestra con su Misericordia”, subraya.

 

 Continúa informado en: