01/02/2025. En los micrófonos de 'El Espejo' diocesano de COPE, el obispo de la diócesis, Ginés García Beltrán, ha dedicado su comentario semanal a la Jornada de la Vida Consagrada que se va a celebrar este domingo 2 de febrero. Un día especial que coincide con la festividad de la Presentación del Señor. “Este año, como no podía ser de otro modo, en el Año Santo de la Esperanza, la Jornada tiene como lema 'Peregrinos y sembradores de esperanza', ciertamente un mensaje cargado de significado en estos tiempos ”, ha comenzado diciendo.
“La vida consagrada es un don de Dios a la Iglesia y al mundo. Y, además, la vida consagrada se significa también, como toda vida cristiana, por su ser de peregrino, que con alegría y esperanza recorre el camino de la vida cristiana. La vida consagrada nos invita a poner la mirada en el horizonte, a ir más allá de lo inmediato y pasajero, y a confiar en la promesa de Dios", nos recuerdan los obispos de la Comisión Episcopal para la vida consagrada.
Mons. Ginés García Beltrán ha querido destacar que “ser sembradores de esperanza implica llevar la cruz y consuelo a quienes más lo necesitan, ser testigos vivos del amor y la misericordia de Dios, a no tener miedo a ser audaces en el testimonio de nuestra fe y a recordar que cada pequeño gesto de amor y servicio puede ser una semilla que germina y dé fruto”.
“En este día tan especial nos unimos en oración y gratitud por todas las personas consagradas que con su vida entregada nos inspiran y nos muestran el camino. Recordemos todos que estamos llamados a ser peregrinos y servidores de esperanza, llevando en nuestro corazón la certeza de que el Señor camina con nosotros y nunca nos abandona”, ha dicho a continuación.
Hablando en particular de la diócesis de Getafe, García Beltrán agradece “profundamente el don de la vida consagrada en esta diócesis de Getafe y en la Iglesia entera”.
“Las personas consagradas allí donde viven su carisma y su ministerio, ya sea en la parroquia, en los hospitales, en las escuelas, en tantas realidades donde llevan consuelo y esperanza, su compromiso en las periferias acompañando a los más vulnerables y necesitados, son un ejemplo para todos nosotros de la compasión y la misericordia de Dios”.
“No cabe duda –ha dicho también– que las personas consagradas son una manifestación viva de este amor y misericordia de Dios y también un testimonio valioso en estos ámbitos de la vida eclesial y del mundo; pues que su testimonio nos inspire a todos a vivir con más entrega y generosidad y que esta jornada de la vida consagrada nos ayude a valorar y apoyar aún más a estas hermanas y hermanos que tanto enriquecen nuestra comunidad”.
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