05/03/2025. La Catedral de Getafe ha acogido en la tarde del miércoles la Santa Misa con el rito de imposición de la ceniza que ha estado presidida por el obispo de la diócesis, Mons. Ginés García Beltrán.

En su homilía, ha recordado el significado de este tiempo litúrgico y las tres claves que ofrece la Iglesia para vivirlo.

“Nosotros salimos ahora al desierto de nuestra vida para hacer este itinerario que nos va a llevar hasta la noche de Pascua”, ha dicho al comienzo. “Este año el camino penitencial de la Cuaresma es también de esperanza por el Año Santo de la esperanza. Cuando uno emprende un camino y sabe cuál es la meta siempre le ilusiona el camino a pesar de las pruebas que encontrará, pero sabe cuál es su meta”.

“El problema –ha continuado– es cuando no sabemos la meta. Hay muchos que no saben ni que existe esa meta. En el corazón del hombre empieza a anidar la desesperanza, la tristeza, la falta de ilusión motivada por la falta de sentido”.

Sobre la conversión ha explicado que significa “cambiar de vida, pero no como un acto de la voluntad, sino el aceptar en mi vida el don de Dios que transforma mi mirada y mi corazón”.

“La conversión, que también lo es de estructuras, comunitaria, es fundamentalmente conversión del corazón. El Evangelio propone la oración, el ayuno y la limosna. Estamos llamados a un cambio de camino de nuestro corazón. El cambio de mi vida exterior y del mundo solo puede partir de corazones nuevos que se convierten al Señor”, ha dicho García Beltrán.

El secreto de cualquier conversión está en el amor. Uno no se convierte si no es por amor. Es un acto de amor”.

El obispo de Getafe ha subrayado que “ahora comenzamos un tiempo de gracia; el Señor nos quiere bendecir con su gracia. Ojalá que esta gracia que recibimos y vamos a expresar en el signo de la ceniza no la dejemos caer en saco roto. Para ello siempre es importante poner los medios necesarios”.

“La Cuaresma es tiempo de caridad, para la limosna, pero no es echar lo que a mí me sobra para quedarme tranquilo. Es darme, llegar a aquel que lo necesita. Unas veces materialmente, pero otras espiritualmente: la soledad, la enfermedad, el sinsentido. Seguro que hay muchas personas que están necesitadas. Que esta Cuaresma les demos la limosna que transforma el corazón”, ha pedido.

Sobre la oración ha afirmado que se trata de “ese cara a cara, ese tú a tú con el Señor”. “¿Por qué no dedicar un tiempo especial para la oración, para encontrarme con el Señor? Leer un texto de la Palabra de Dios, nos puede ayudar el Evangelio de cada día, abrir un texto de la Biblia e interiorizarlo en mi corazón”.

Por último, ha expresado que se debe “ayunar de todo lo que me estorba, de lo que para mí no es bueno”. “El gesto de la carne es un gesto comunitario que está bien, pero me atrevo a invitaros a que seamos más arriesgados. A abstenernos de aquello que me está robando un poco el corazón y no es Dios. Mirar menos el móvil, apagar un poco la televisión, abstenerme de una conversación que no habla de Dios, sino de los demás y no bien. Hay muchas formas de abstenerme que me dicen que una sola cosa es necesaria: el Señor”, ha concluido.

 

 

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