09/03/2025. Este domingo 9 de marzo, la Parroquia Cristo Liberador de Parla ha acogido la celebración de la santa Misa retransmitida en directo por La2 de TVE. Una misa, la del I domingo de Cuaresma, que ha estado presidida por el obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán.

En la parroquia animada por los salesianos desde 1989, el obispo de Getafe ha subrayado que el tiempo de Cuaresma es “un tiempo penitencial”, un “camino de conversión interior”. Este año “tiene un carácter especial de camino de esperanza por el Año Santo de la Esperanza, sabiendo que la esperanza no defrauda”.

“Se nos presenta el relato de las tentaciones de Jesús. Va al desierto para ser probado y curiosamente lo que nos dice el Evangelio es que está lleno del Espíritu Santo”, ha dicho. “Hay una pregunta que podíamos hacernos: ¿la prueba es buena?, ¿la tentación en la vida de un creyente es buena?, porque muchas veces la prueba y la tentación nos parecen algo tremendamente malo. Somos tentados, vive en mí siempre la tentación, vive la prueba”. 

“La tentación puede ser y tiene que ser un momento de crecimiento espiritual. Por tanto, la prueba no es mala. Cuando tú tengas tentaciones, cuando tengas pruebas lo que tienes es que aprovechar ese momento en primer lugar para que crezca mi fidelidad al Señor. La segunda cuestión para crecer en la prueba es aceptar la gracia de Dios, llevar a mi vida la gracia de Dios. Cuántas oportunidades tenemos de hacer que mi prueba sea la enfermedad, sea la soledad, sea el sinsentido”.

 “A cada uno la tentación, el mal, el maligno, le llega por el flanco más débil de su vida. Si soy vanidoso, si soy orgulloso, si soy envidioso, por ahí entrará la prueba, entrará la dificultad, la tentación”.

García Beltrán se ha referido también a las tentaciones expuestas en el Evangelio del día: “El Evangelio nos pone tres tentaciones típicas que se pueden dar en cualquier hombre. Una es el confiar demasiado en los bienes materiales, la prueba del hombre hastiado, del hombre que lo tiene todo y del hombre que lo quiere todo. No solo de lo material vivimos: el corazón del hombre necesita mucho más que lo material”, ha afirmado.

“La segunda tentación es el poder y la gloria: te voy a dar todo lo que ves desde el monte porque esto me lo han dado a mí. Aquí algo también muy típico del mal, del maligno, la mentira. ¿Quién le ha dado a él el dominio de la tierra?, ¿quién le ha dado a él el dominio del mundo? Por tanto, está mintiendo. Yo no te puedo dar lo que no tengo y esto tiene una lectura que puede ser interesante”.

“Tal vez –ha continuado el obispo– hemos asimilado que el mal tiene la última palabra en nuestra vida. Nos hemos acostumbrado al mal y hoy nos está diciendo: ‘el mal no tiene la última palabra’. Pero el camino del bien no es el poder ni la gloria”. 

“La tercera tentación es utilizar a Dios, es decir, lo que decimos en los mandamientos, tomar el nombre de Dios en vano, servirnos de Dios, servirnos de nuestra propia fe, utilizar el nombre de Dios cuando yo lo quiero para aquello que no es Dios, sea para la violencia, sea para justificar mi propia actitud, mi propia forma de ser…”.

“Quiero terminar haciendo alusión a lo que hemos ido repitiendo en el Salmo Responsorial, tan presente en la vida del hombre: ‘No me dejes en la tribulación’. Esto es lo que hoy le pedimos al Señor, aunque tenga la prueba, aunque tenga tentaciones, pero Tú no me dejes porque sé que contigo voy a vencer la prueba, voy a vencer la tribulación, voy a vencer la tentación. Como nos dice tan bellamente San Agustín, ‘con Cristo somos tentados, pero también en Cristo vencemos’, en Cristo vencemos la prueba, en Cristo vencemos la tentación.

 

 

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