15/03/2025. “Jesús muere en la cruz. Después de exhalar su último aliento, sólo hay silencio. No hacen falta las palabras”. Así comenzó su breve homilía el obispo de Getafe. Mons. Ginés García Beltrán, en una nueva OCEO (Oración con el Obispo) de los jóvenes de la diócesis. En esta ocasión, el encuentro tuvo lugar en la parroquia San Pedro Apóstol de Aldea del Fresno.
Inmersos en la Cuaresma, el Via Crucis fue protagonista en las calles de la localidad con las meditaciones de las estaciones.
“Basta el lenguaje del testimonio, el lenguaje de las obras. Jesús ha muerto en la cruz. No ha muerto por casualidad, no ha muerto a la fuerza. Fue voluntariamente a la cruz. No era ninguna casualidad”, continuó diciendo.
“Era el plan de Dios. El plan de Dios para salvarnos a cada uno de nosotros. Jesús está ahí por ti. Porque el que tenía que estar ahí soy yo, eres tú, somos nosotros. Pero Él ha querido subirse a la cruz por nosotros. Como dice San Pablo –y esto es fuerte como diríais vosotros– ‘el que no conoció pecado, Dios lo hizo pecado para justificarnos a nosotros’”.
“Jesús está en la cruz porque quiere, libre, voluntariamente. ¿Y sabéis por qué? Porque el amor sólo puede ser libre. El amor no se puede forzar. El amor nace de lo más profundo del corazón y cambia el corazón. Por eso nosotros los cristianos, cada vez que vemos la cruz, no vemos ya un signo de exterminio, como lo veían los romanos, como lo veían los judíos. Era una ignominia, era una maldición, era un fracaso”.
García Beltrán continuó: “Pero nosotros ya cuando miramos la cruz no vemos ni ignominia ni fracaso. Nosotros vemos al Crucificado. La cruz ya no es un signo de muerte, la cruz es un signo de amor, de entrega”.
“Un Cristo que desde la cruz me sigue diciendo: ‘ven y sígueme’, ‘ven y verás’. Un Jesús que al entregar su vida me está diciendo por dónde tengo yo que orientar la mía. En la medida en que yo me reservo mi vida, la vida se pierde, se pasa”, aseguró.
“En la medida en que la doy, la vida crece. Esta es la paradoja del cristiano. El que quiera ganar su vida, la perderá. El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la ganará. Por eso, queridos jóvenes, escuchemos este lenguaje. Escuchemos este lenguaje contemplando al Crucificado.Contemplando al que por nosotros dio y da la vida cada día. Porque la cruz se extiende a lo largo del mundo y de la historia hasta el final de los tiempos. Para rescatarnos cuando estamos perdidos”.
“Para darnos luz cuando vivimos en tinieblas. Para darnos fuerza cuando vivimos en la debilidad. Para darnos consuelo cuando nos encontramos perdidos y desesperados”, subrayó.
“Señor Jesús, que has muerto por nosotros. Mira a este pueblo, mira a estos jóvenes con ojos de amor y de misericordia como sólo tú sabes hacerlo. Entra en nuestro corazón, transfórmalo, cámbialo, haz lo tuyo. Señor Jesús, gracias por tu entrega. Gracias por tu vida que ahora es nuestra vida”, concluyó.
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