17/04/2025. La Basílica del Sagrado Corazón de Jesús ha acogido en la tarde del Jueves Santo 17 de abril la celebración de la Misa de la Cena del Señor, presidida por el obispo auxiliar, Mons. José María Avendaño.
El obispo ha estado acompañado por el vicario episcopal para la Vida Consagrada, Ramón García Saavedra; el rector de la Basílica, Javier Bescós; y el antiguo rector, Vicente Lorenzo Sandoval.
En una homilía intensa y profundamente simbólica, Mons. José María Avendaño Perea ha destacado el gesto de Jesús al lavar los pies a sus discípulos como “el mayor signo de humildad y servicio”, y una llamada directa a los cristianos de hoy: “Haced vosotros lo mismo”.
Durante su predicación, el obispo ha reflexionado sobre el gesto del lavatorio y el escándalo que ha supuesto para los discípulos ver al Maestro realizar un acto reservado a los esclavos: “Él es el Maestro. Es escandaloso. Pero el amor de Dios se manifiesta en lo más bajo, en lo más humilde, lavándonos los pies”. En este contexto, ha remarcado la respuesta de Pedro: “Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”, a lo que Jesús le ha respondido: “El que está limpio, está limpio del todo, y no necesita más”.
Mons. Avendaño ha señalado a la asamblea que este gesto de Jesús no es un simple recuerdo, sino una enseñanza viva: “Este es el amor que lava los pies del traidor, del enemigo, del que no lo merece. En un mundo orgulloso, donde el yo se idolatra y se desprecia al diferente, el cristiano está llamado a besar los pies del otro, a perdonar, a servir”.
“Frente al odio que divide, el amor humilde es nuestra única fuerza. Solo este amor transforma, solo este amor es digno de Dios”, ha añadido.
El obispo ha dedicado parte de su homilía a hablar del dolor de la traición, recordando que “no hay herida más profunda que la traición de alguien en quien has depositado todo tu corazón”. Sin embargo, en medio de ese dolor, “el Señor sigue llamándonos a la fidelidad, a la conversión, a mirar con verdad nuestro propio corazón”.
En su predicación también se ha referido a la institución de la Eucaristía como “memoria pascual, escuela de caridad y medicina de eternidad”.
“Jesús, sabiendo que iba a ser entregado, ha celebrado la Pascua con sus discípulos. Pero no ha sido una cena cualquiera: Él mismo se ha convertido en el Cordero inmolado, anticipando su cruz. El pan se ha vuelto su cuerpo, el cáliz, su sangre. Y todo esto ‘por nosotros, por muchos’, ha destacado.
La Eucaristía “es memoria viva del sacrificio nuevo y eterno, paso de la servidumbre del pecado a la libertad de los hijos de Dios: nos da su vida, nos enseña a servir, nos sana, nos une, es el lugar de la fraternidad”, ha dicho el obispo auxiliar.
En referencia a la institución del sacerdocio, ha afirmado con fuerza: “Con estas palabras –‘Haced esto en memoria mía’– ha nacido el sacerdocio ministerial, no como una dignidad humana, sino como una participación en el sacrificio de Cristo, para perpetuar su presencia y su amor en medio del mundo”.
“Hoy más que nunca –ha continuado– los sacerdotes son necesarios, y también son incomprendidos, perseguidos e ignorados. El mundo los necesita, aunque no lo sepa. Necesita hombres que hablen de Dios, que celebren la Eucaristía, que perdonen en su nombre, que acompañen su dolor, que proclamen la esperanza”.
El obispo auxiliar ha pedido rezar por los sacerdotes: “Sostenedlos, defendedlos, pedid por las vocaciones. Ellos han sido elegidos para lavar los pies del pueblo de Dios, para ser servidores de la gracia”.
La celebración en la prisión de Valdemoro
En un momento especialmente emotivo, Mons. Avendaño ha compartido que esta misma mañana había visitado la cárcel de Valdemoro, donde más de doscientos internos habían participado en la misa: “Ha sido una celebración sin prisas, sin olvidar a nadie, con rostros que buscan luz en medio de la oscuridad”.
En esa celebración, acompañado del capellán, Pablo Morata, también ha realizado el gesto del lavatorio de los pies.
Una celebración “dignamente preparada por los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria que acompañan a los reclusos en su camino de conversión”, cuya labor ha sido reconocida por el obispo auxiliar en la misa.
Por último, dirigiéndose a los fieles presentes en la Basílica, muchos de ellos peregrinos venidos de distintos lugares, ha agradecido su presencia: “Gracias por estar aquí esta tarde santa. Esta no es una cena del pasado. Es un presente eterno. Hoy el Señor se da a nosotros. Hoy nos entrega su cuerpo y su sangre”.
Para concluir, Mons. José María Avendaño ha encomendado la celebración bajo el amparo de la patrona de la diócesis, la Virgen de los Ángeles.
Después de la homilía y siguiendo el ejemplo del Maestro, el obispo auxiliar ha lavado y besado los pies a 12 hombres escogidos entre los fieles de la Basílica.
La celebración ha terminado con la reserva del Santísimo Sacramento, dando paso a la adoración eucarística y al rezo de una Hora Santa ante el altar del monumento.
Continúa informado en:
• Instagram: @diocesisdegetafe
• TikTok: @diocesis.de.getafe
• Twitter: @DiocesisGetafe
• Facebook: www.facebook.com/diocesisdegetafe
• YouTube: www.youtube.com/@getafediocesis