29/04/2025. Lo fieles abarrotaron la Catedral de Getafe la tarde del lunes 28 de abril para rezar por el Papa Francisco en un funeral organizado para toda la diócesis.

El obispo de la diócesis, Ginés García Beltrán, presidió la celebración y desatacó que “a lo largo de su ministerio, nos mostró con claridad que la vida cristiana es un camino de encuentro con Cristo, de entrega generosa y de amor sin límites”.

“Francisco fue un pastor con olor a oveja, tal como él mismo pidió a los sacerdotes en la Misa Crismal de 2013: ‘Esto es lo que yo les pido: sean pastores con olor a oveja, pastores en medio de su pueblo y pescadores de hombres’. Su pontificado fue reflejo de esta cercanía, de un amor tangible por los pequeños, los marginados y los pobres. No fue un Papa de gestos vacíos, sino de acción concreta. Su opción preferencial por los pobres quedó de manifiesto desde el primer día y en cada paso que dio. Nos enseñó a mirar a los descartados, a reconocer en ellos el rostro de Cristo y a hacerles sentir parte viva de la Iglesia”, ha dicho en la homilía.

Pero además, el Papa “nos recordó que el seguimiento de Cristo no es solo un conjunto de reglas y normas, sino sobre todo una cuestión de amor. ‘No puede haber verdadera evangelización sin el amor concreto a las personas, sin la ternura, sin la alegría del Evangelio que transforma vidas’”.

El obispo de Getafe hizo un repaso por algunos de sus principales documentos. “En su encíclica Laudato Si’, nos urgió a despertar la conciencia de que nuestra casa común no es un recurso a explotar, sino un don que debemos proteger con amor y responsabilidad. En Fratelli Tutti, nos mostró que la fraternidad no es un ideal lejano, sino una tarea cotidiana que construimos con pequeños actos de cercanía y compasión”, recordó,

“Esta diócesis de Getafe ha sido testigo del cariño del Papa Francisco. En cada encuentro que tuve con él, siempre me preguntó por Getafe con un conocimiento que aun hoy me sigue sorprendiendo –de hecho, alguna vez le pregunté si conocía Getafe, a lo que me contestó que nunca había estado-; su actitud siempre atenta demostraba el interés genuino por nuestra diócesis. Recibió a nuestro seminario mayor el pasado verano, era la segunda vez que lo hacía, durante más de dos horas, respondiendo a todas las preguntas de los seminaristas, y mostrando su esperanza y confianza en los futuros sacerdotes de nuestra Iglesia. Su legado en nuestra diócesis queda reflejado en esa expresión que él mismo nos dejó como testamento espiritual: Dilexit Nos, nos amó. Nos amó con gestos y palabras, nos amó con su insistencia en la misericordia y el perdón, nos amó al recordarnos que el centro de nuestra vida debe ser Cristo”.

“No podemos olvidar el último regalo que el Papa Francisco dejó a nuestra diócesis: el reconocimiento del culto como beata a Sor Juana de la Cruz de Cubas de la Sagra. Con este gesto, confirmó su sensibilidad hacia las figuras de santidad que han marcado nuestra historia y nos animó a beber de la fuente de su espiritualidad”.

Para García Beltrán, “si algo nos enseñó el Papa Francisco es que la Iglesia debe ser casa de puertas abiertas, hogar para todos” y “nos exhortó a salir al encuentro de los alejados, de los heridos por la vida, de aquellos que no encuentran sentido ni esperanza”.