POR TI, POR MÍ. TRABAJO DECENTE
Cada 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer, al que unimos la llamada de “Iglesia por el Trabajo Decente”.
Distintas instituciones de la Iglesia (Cáritas, CONFER, HOAC) nos recuerdan la situación en la que viven millares de trabajadores por la precariedad del mundo laboral, y que desgraciadamente pasa inadvertida para la mayoría, no solo de los cristianos, sino también de la ciudadanía en general. Son muchos los que no pueden vivir dignamente con los salarios que reciben, además de una organización que hace imposible la conciliación laboral, sin olvidar la situación de la vivienda, especialmente, en estas grandes poblaciones del sur de Madrid.
El recordatorio del derecho a un trabajo decente quiere ser un grito de concienciación ante el sufrimiento de tantos hermanos, a la vez que una oportunidad para no pasar de largo ante el problema de un trabajo precario, en el tiempo y en las condiciones.
Este año “Iglesia por el trabajo decente” nos invita a mirar a la precariedad del trabajo en la mujer, colectivo más afectado por el desempleo, la brecha salarial, la precariedad y su participación en la toma de decisiones de las empresas que sigue siendo inferior al de los hombres. Una brecha salarial que se sitúa, según ITD, en el 18,7%.
Al pensar en la situación y condiciones laborales de la mujer, hemos de reconocer que un aspecto fundamental es el trabajo de los cuidados que, tradicional y mayoritariamente descansa sobre los hombros de las mujeres. Es “un pilar invisible de la sociedad”, que no siempre reconocemos ni valoramos, pero sobre el que se basa un ámbito muy importante de la convivencia. Por eso, es necesario que reflexionemos sobre la necesidad de reconocer y distribuir equitativamente la carga de los cuidados, y reclamar políticas que
respalden la conciliación laboral, y medidas que fomenten la igualdad en el hogar y en el trabajo” (manifiesto ITD, 2024).
No quiero olvidarme de otro aspecto que se nos recuerda al hablar de la precariedad del trabajo en el mundo de la mujer, me refiero a la brecha que existe por la educación. Hemos de trabajar por la formación que capacite a todos, hombres y mujeres, y que se traduzca después en un acceso igualitario al trabajo.
“Por ti, por mí. Trabajo decente”, reza el lema de la campaña de este año. Título sugerente que nos muestra que el mundo laboral nos afecta a todos, por la carencia y por
el ritmo que se impone. Es para ti, es para mí, un trabajo decente, propio de la dignidad de todo hombre y toda mujer.
Quiero alentar la dedicación ilusionada de los que cada día trabajáis por un trabajo decente, y sois capaces de recordárnoslo a todos. Os animo a seguir adelante en esta tarea
con la ayuda del Señor.
Que el obrero de Nazaret nos inspire cada día para seguir haciendo el bien. Y el cuidado de su Madre, que es también la nuestra, nos anime siempre en esta tarea.
Con un saludo fraterno.
+ Ginés, Obispo de Getafe