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Vigilia de la Inmaculada 2011
A los coordinadores arciprestales y responsables de pastoral de juventud,
A los sacerdotes, consagrados y catequistas,
A todos los jóvenes cristianos de la Diócesis de Getafe
Getafe, 8 de noviembre de 2011
Muy queridos hermanos y amigos:
Quiero, en primer lugar, aprovechar esta carta para daros las gracias por vuestro trabajo y generosidad, en la preparación, organización y celebración de la J.M.J. Vuestra entrega admirable ha despertado la fe adormecida de mucha gente, jóvenes y mayores, y ha hecho posible que muchos alejados inicien en sus vidas un camino de encuentro con Jesucristo y con una Iglesia llena de vtalidad juvenil y de esperanza. Cuando recuerdo los días que hemos compartido y pienso en la alegría de esas jornadas inolvidables, a pesar de las muchas dificultades que surgían y de la precariedad de medios con que contábamos, me vienen al corazón las palabras de Pablo, recordando la generosidad y la alegría de los cristianos de Macedonia: “En las pruebas y tribulaciones ha crecido su alegría, y su pobreza extrema se ha desbordado en tesoros de generosidad” (2 Cor.8,2).
Pero sobre todo quiero dar las gracias por “el día a día” de vuestro trabajo con los jóvenes, por ese trabajo que sólo Dios ve y que está lleno de constancia, abnegación, amor a los jóvenes y confianza en Dios.
Estoy convencido de que la Virgen María, que es Madre, ha intercedido para que se produjera el milagro de convertir en una gran familia universal, en un gigantesco hogar, a todos los que nos hemos encontrado, guiados por el Papa, en esta inmensa fiesta del Espíritu que, hemos vivido con la mirada puesta en Jesucristo. Y Ella es la que, sin duda, nos sigue animando para acercar a los jóvenes al Corazón de su Hijo y nos alienta en el trabajo humilde y perseverante de cada día.
Sin María sería imposible una verdadera pastoral de juventud. A Ella tenemos que acudir constantemente para que nos enseñe a cuidar a los jóvenes con el mismo cariño y la misma ternura conque ella cuidó a Jesús. La maternal intercesión de la Virgen, su santidad ejemplar y la gracia divina que hay en ella, se convierten para todos los que trabajamos con los jóvenes en motivo incesante de fe y de esperanza.
Tenemos ya muy cerca una de las fiestas más grandes de la Virgen, la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, con la que clausuraremos el Año Jubilar Mariano. Creo que es una gran oportunidad para reunirnos en torno a María, en la Vigilia de la Inmaculada que celebraremos el día 7 de diciembre, a las diez de la noche, en el Cerro de los Ángeles. Puede ser un momento excepcional para estar todos los jóvenes y los que trabajamos con ellos, junto a nuestra Madre. Necesitamos su intercesión y consuelo. Y estoy seguro de que Ella se sentirá muy feliz recibiendo de nosotros los frutos de la JMJ, y renovando nuestra consagración y nuestro amor. Os espero a todos.
Con mi afecto y bendición,
+ Joaquín López de Andújar, Obispo de Getafe