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CARTA CON MOTIVO DEL DOMUND 2011

Queridos hermanos y amigos:

El mandato misionero de Jesús resuena con fuerza, un año más, en la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones. El Señor nos vuelve a decir: “Como el Padre me ha enviado así os envío yo” (Jn 20,21). Y nos anima a tener un encuentro personal con Él, verdadero y profundo, que, de tal manera nos identifique con sus sentimientos, que su misión se convierta en nuestra misión. El encuentro con Jesús siempre es un encuentro de amor que nos mueve a desear lo que Él desea y a buscar lo que Él busca; y nos invita a tener, como Él, un corazón misericordioso que busque a la oveja perdida y abrace al hijo pródigo. El deseo, más íntimo del Señor es que todos los hombres alcancen, en Él, la vida eterna y lleguen al conocimiento de la verdad.

Podemos decir con toda seguridad que cada cristiano, en particular, y la Iglesia entera, en su conjunto, siempre es misionera. No se puede ser discípulo de Jesucristo sin compartir con Él su misión de ser luz del mundo y sal de la tierra.. “Esta es la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda: la Iglesia existe para evangelizar” (E.N. 14).

Y ¿hacia quienes ha de ir dirigida la misión? Evidentemente el anuncio misionero de la Iglesia es universal, va dirigido a todos los pueblos y a todas las gentes, de todos los tiempos y culturas. Pero en esta Jornada de las misiones, la Iglesia nos invita a poner especialmente nuestra mirada en la evangelización de aquellos pueblos que, después de dos mil años aun no conocen a Cristo y de esa multitud de gentes que, aun habiendo recibido el anuncio del evangelio. lo han olvidado o abandonado porque la Iglesia, por falta de recursos, no ha podido estar cercana a ellos. Esta Jornada quiere que nos fijemos en esas zonas del mundo y en esas Iglesias locales, que necesitan con urgencia nuestra ayuda para llevar adelante su misión evangelizadora..

Me consta que esta sensibilidad misionera existe en todas nuestras parroquias y comunidades cristianas, pero quiero, en este día, recordar la prioridad de las Obras Misionales Pontificias sobre cualquier otra iniciativa de cooperación misionera. La Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Española, ha mostrado, en muchas ocasiones, su preocupación por el descenso de las aportaciones económicas de las diócesis españolas en beneficio de proyectos sociales o de otros compromisos misioneras particulares.

Os animo a colaborar generosamente con esta prioridad de la Iglesia. La colecta del Domund va directamente a la Santa Sede y es ella la que hace llegar la ayuda, con total equidad, a los lugares más pobres y más ignorados, a esos lugares de los que nadie se acuerda.

Con mi bendición y afecto:

+ Joaquín López de Andujar. Obispo de Getafe.