Hace unos días el cardenal Estanislao Dziwisz, que fuera secretario particular de Juan Pablo II durante mas de cuarenta años, sugería en Polonia en el Congreso Europa Chistri, que sería muy bueno nombrar a Juan Pablo II copatrono de Europa, junto a los otros santos que ya lo son.
Esta petición responde a que Europa “está siendo seriamente amenazada por la crisis ideológica, el nacionalismo excluyente, el debilitamiento de la familia, el colapso demográfico, las crisis migratorias (…) y necesita la ayuda del cielo y el ejemplo de los santos, porque sola no puede responder a estos desafíos. Y no hay santo más contemporáneo que comprenda nuestro tiempo mejor que S. Juan Pablo II”
La Fundación Educatio Servanda, que tiene en nuestras diócesis los colegios Juan Pablo II de Alcorcón y de Parla, ha querido sumarse a esta sugerencia del cardenal polaco y ha iniciado una campaña de firmas para promover esta iniciativa y solicitar al Papa Francisco que proclame copatrono de Europa a S. Juan Pablo II.
Me uno a esta propuesta y aprovecho la ocasión para destacar la importancia que la figura de Juan Pablo II, su testimonio y su mensaje, ha tenido y debe seguir teniendo en la construcción de un a Europa que siendo fiel a su raíces cristianas sea un faro de civilización y un estímulo de progreso en el mundo.
Siguen teniendo una gran actualidad las palabras pronunciadas por Juan Pablo en el año 1982 en Santiago de Compostela en las que el santo papa, interpelando a Europa le dice: “Yo, obispo de Roma y pastor de la Iglesia Universal, te lanzo vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte. Se tu misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de respeto a las demás religiones y a las genuinas libertades (…) Si Europa es una y puede serlo con el debido respeto a todas las diferencias, incluidas las de los diversos sistemas políticos; si Europa vuelve a pensar en la vida social, con el vigor que tienen algunas afirmaciones de principio como las contenidas en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre o en el Acta final de la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa; si Europa vuelve a actuar, en la vida específicamente religiosa, con el debido reconocimiento y respeto a Dios, en el que se basa todo el derecho y toda la justicia; si Europa abre nuevamente las puertas a Cristo y no tiene miedo de abrir a su poder salvífico los confines de los estados, los sistemas económicos y políticos, los vastos campos de la cultura, de la civilización y del desarrollo, su futuro no estará dominado por la incertidumbre y el temor, antes bien se abrirá a un nuevo periodo de vida, tanto interior como exterior, benéfico y determinante para el mundo, amenazado constantemente por las nubes de la guerra y por un posible ciclón de holocausto atómico”
El reconocimiento de Juan Pablo II como copatrono de Europa ayudará sin duda a tenerle mas presente entre nosotros, con su intercesión, con su magisterio y con el ejemplo admirable de su vida.
Para todos, un saludo cordial y mi bendición.