14/06/2024.El salón multiusos del arzobispado de Madrid acogió el pasado miércoles 12 de junio el acto de presentación de la Plataforma Interdiocesana de Migraciones en el que participó el delegado de Migraciones de la Diócesis de Getafe, Fernando Redondo. Organizado de manera conjunta por las delegaciones de Migraciones de las tres diócesis de la Provincia Eclesiástica de Madrid, el acto se desarrolló con el tema ‘Una Iglesia acogedora. Por la plena ciudadanía de las personas migrantes. Reflexión y experiencia compartida’.
"La Plataforma es fruto de un trabajo previo de los equipos de las Delegaciones de Migraciones de las diócesis y de otras entidades de Iglesia que trabajan a pie de calle entre los migrantes", como explicó Redondo en la presentación del acto, en nombre del equipo que lo preparó.
“Trabajo en red que genera y apoya más trabajo en red, en línea con las propuestas del reciente documento de la Conferencia Episcopal Española sobre la pastoral con migrantes” añadió.
El encuentro se desarrolló en dos partes. En la primera, José Luis Segovia, vicario de la Archidiócesis de Madrid para el Desarrollo Humano Integral e Innovación, analizó las peculiaridades de la presencia de los migrantes en España y particularmente en Madrid, cómo los recibe la sociedad en general y cómo se trabaja desde el Evangelio en las estructuras de la Iglesia.
“No hay que inventar nada, basta con recuperar una tradición secular de acogida y dejar que se traduzca en formas de convivencia de personas y de culturas en nuestros barrios, en nuestras parroquias y en los diferentes grupos” señaló.
Segovia animó a “escuchar la voz de las personas migradas como lugar de Dios que son, a amplificarla para contribuir a la conciencia social de sus derechos, a favorecer los relatos positivos frente a los bulos y, por último, a que nuestra tarea no sea trabajar para ellos sino con ellos”.
En la segunda parte del encuentro tres personas que viven la acogida en diferentes lugares compartieron su experiencia: tres ejemplos de buenas prácticas encarnados en tres personas.
La primera describió, con una gran carga humana y personal, la odisea de su aventura de migración, los momentos buenos y malos y la gente que se encontró en el ámbito de la Iglesia, que le ayudaron a salir adelante, y que la convirtieron también en agente activo de acogida y apoyo para otros.
La segunda era una persona de origen migrante que trabaja específicamente en el acompañamiento a personas migrantes en parroquias de un barrio madrileño con gran incidencia del fenómeno migratorio. Un acompañamiento que es ayuda práctica y lleva a la inserción en la vida ciudadana y en la vida parroquial, que muchas veces echan de menos.
La última relató su experiencia de acogida a migrantes en su propia casa, gente de otras culturas y otras religiones, que la enriquecen y le hacen sentirse a ella afortunada subrayando que “le ha movido la experiencia de gente acogedora” vivida por ella en una etapa previa de cooperante en América latina.
El acto siguió con un breve diálogo al hilo de estas experiencias y concluyó con un momento de espiritualidad rezado y cantado.