24/07/2024. Medio centenar de alumnos de las distintas Facultades de la Universidad CEU San Pablo han logrado recuperar un total de cuatro ermitas en el ‘Campo de Trabajo de Picos de Europa’ que ha tenido lugar bajo el lema ‘Ve, Francisco, repara mi Iglesia. ¿No ves que se hunde?’ desde el 14 al 23 de julio.
En respuesta a esta pregunta los jóvenes universitarios han realizado tareas de restauración (lijado, barnizado, pintura) y limpieza para acondicionar los templos rurales de los municipios asturianos de Carreña, Panes y Oceño, y también han colaborado en la residencia de ancianos de Póo.
Han estado acompañados por dos sacerdotes diocesanos, Daniel Rojo y Régis Lepoutre, capellanes del Campus de Montepríncipe y dos seminaristas.
Para ellos “esta iniciativa es un momento de encuentro con el Señor a través del servicio y la entrega a la España rural; a la España cristiana que se encuentra más abandonada y sin recursos humanos y físicos".
Los pilares fundamentales de este proyecto -explican desde la Universidad- se sustentan en la convivencia, la colaboración, la unión y por supuesto en el impulso de la vida universitaria. El grupo de jóvenes voluntarios ha sido un soplo de aire fresco y un canto a la esperanza a un mundo que languidece y que carece de un horizonte en el que fijarse y por el que guiarse.
Diez días de trabajo, dedicación y servicio
La primera edición de este proyecto se celebró en el verano de 2022, y en ella participaron veinticinco universitarios. Esta nueva convocatoria ha sido una oportunidad única para que los miembros de la Universidad se unan en solidaridad, vivan su fe y contribuyan a la conservación del patrimonio cultural y religioso de las comunidades rurales de la España vaciada.
María Carvajal, estudiante de quinto de Arquitectura y una de las organizadoras junto con el sacerdote Daniel Rojo, destaca “la belleza de ver la alegría cristiana que se ha forjado en la comunidad”. Además, relata “lo impresionante que ha sido ver como un grupo de cincuenta personas que prácticamente no se conocían de nada, han compartido estos días como si fuesen una familia”.
“Es muy bonito ver que esto es posible porque todos tenemos en el corazón el deseo de ver cumplido el objetivo de Cristo, servir al necesitado” subraya.
Enrique Casado, estudiante de Medicina, asegura que “siempre he querido colaborar en un voluntariado que me permitiese crecer como persona, no solo para ayudar a los demás, algo que considero imprescindible, sino también ayudándome a mí mismo para darme cuenta de la importancia de las cosas y la trascendencia del significado de servir al prójimo”.
Uno de los coordinadores de este proyecto ha sido Marcos García, graduado en Genética e investigador en Bioética. Para él, “el Campo de Trabajo aúna a toda la Universidad en sus dos dimensiones, en sus dos almas, tanto el Campus de Montepríncipe de Ciencias como el de Moncloa. Se trata de una oportunidad única en un paraje maravilloso como es el de Picos de Europa para hacer verdadera familia y crecer como comunidad educativa”.
“Hemos venido a servir a un sitio donde existe verdadera necesidad de forma que luego en el día a día podamos ser mucho más conscientes de esta realidad. Y desde luego, más responsables para dar una mejor respuesta como personas, como cristianos y como profesionales” asegura.
Peregrinaciones, visitas culturales y el descenso del río Cares
Mientras las mañanas han estado dedicadas a labores de trabajo, por las tardes los voluntarios han realizado actividades de ocio como senderismo o rutas en canoa. Visitas turísticas, culturales y patrimoniales y por supuesto vida espiritual con peregrinaciones a Covadonga y Santo Toribio de Liébana, misas diarias, formaciones e incluso procesiones como la del día de la Virgen del Carmen.
También han visitado la residencia de ancianos de Póo, donde han realizado actividades con los ancianos y han podido aprender el verdadero significado de la vida cristina.
Elena Cebrián, profesora de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación, señala: “he vivido el Campo de Trabajo USP en Asturias como una experiencia profundamente universitaria y como un proyecto muy natural en una universidad católica”.
“La experiencia universitaria la he experimentado en la comunidad de profesores, alumnos y PAS que, además de conocer esta realidad, actúan para mejorarla. En nuestro caso nos hemos encontrado con las dificultades de la iglesia rural asturiana y hemos contribuido a acondicionar algunos de sus templos”.
Fuente: Comunicación CEU San Pablo y El Debate.