29/12/2024. En la mañana del domingo 29 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia, a las 12.30 horas, el obispo Mons. Ginés García Beltrán ha presidido en la Catedral Santa María Magdalena la misa estacional de inauguración del Jubileo de la Esperanza en la diócesis de Getafe.
Junto a él han concelebrado el obispo auxiliar, Mons. José María Avendaño, el vicario general y moderador de curia, Javier Mairata, los vicarios episcopales, el rector del Seminario, los delegados diocesanos y el clero parroquial. Han asistido también gran número de sacerdotes y los seminaristas del Seminario Mayor.
El órgano y el coro diocesano, bajo la batuta de su director, Javier Ávila, ha acompañado musicalmente la celebración con piezas preparadas para una ocasión tan especial.
La celebración —cargada de signos litúrgicos de gran significado— ha comenzado a las 12.00 horas en el Colegio de las hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno con la lectura del Evangelio (Jn 14, 1-7) y de algunas palabras de la bula 'Spes non confundit' con la que el Papa Francisco ha convocado el Jubileo.
A continuación , los obispos, revestidos de blanco, han caminado en procesión acompañados del pueblo de fieles, por la calle Magdalena hasta la Seo getafense donde Mons. Ginés ha abierto la puerta y ha entrado, seguido del obispo auxiliar, sacerdotes, ministros y pueblo.
Una vez en la Catedral, García Beltrán se ha dirigido primero a la cruz y luego al baptisterio donde ha incensado la pila bautismal y bendecido el agua con la que después ha rociado al pueblo.
Tras estos signos, la celebración ha continuado con la liturgia del domingo de la Sagrada Familia.
Después de la proclamación de las lecturas del día, el obispo en su homilía subrayó la alegría que caracterizaba a la celebración de apertura del Año Santo 2025: “Nos reunimos con gran alegría para inaugurar, en comunión con la Iglesia universal, el Año Santo 2025. , bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”.
Ha destacado Mons. García Beltrán que “ la esperanza es un don precioso, una chispa divina que nos impulsa a seguir adelante a pesar de las dificultades”.
“La Iglesia está convocada, es su vocación, a decir una palabra de esperanza al mundo, una palabra de esperanza que llegue al corazón del hombre. La palabra de una esperanza que no es pasajera, sino que es Cristo mismo. Cristo es nuestra esperanza ”, dijo el obispo.
Mons. Ginés ha querido insistir en la importancia de mantener viva la esperanza: “ En medio de esta realidad, tantas veces trágicas, que nos envuelve, el Señor nos llama a ser testigos y portadores de una esperanza. No basta con anunciarla, tenemos que hacerla visible en medio del mundo , con la certeza de que esta esperanza no es mera ilusión, sino una certeza profunda de que Dios camina con nosotros y transforma nuestras vidas”.
"Lo que experimentamos cada día es la situación de un mundo que parece robarnos la esperanza. La visión de un escenario de guerras y enfrentamientos en tantos lugares de la tierra que destrozan todo, incluido el corazón de los que lo padecen; la polarización de la que cada día somos testigos, y hasta colaboramos, en todos los ámbitos de la sociedad, que ha desterrado el diálogo y el entendimiento entre nosotros vida desde el momento de la concepción a la muerte natural, sin olvidar la cerrazón del corazón que quiere; excluye al que no es como nosotros, al que no es de los nuestros. Muchos de nuestros contemporáneos viven en la desesperanza porque no hay un sentido en su vida, porque el corazón se ha secado y se ha ocultado el horizonte del bien y la. belleza Desgraciadamente, para muchos se ha diseminado el futuro.
En medio de esta realidad, tantas veces trágicas, que nos envuelve, el Señor nos llama a ser testigos y portadores de una esperanza. No basta con anunciarla, tenemos que hacerla visible en medio del mundo, con la certeza de que esta esperanza no es mera ilusión, sino una certeza profunda de que Dios camina con nosotros y transforma nuestras vidas".
“El Año Santo que ahora inauguramos en nuestra diócesis —ha dicho — nos pone en esa senda del camino, en el camino de la reconciliación con Dios y con los hermanos”, invitando a peregrinar a los dos lugares designados en la diócesis, la Catedral y la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, lugares que “nos darán la oportunidad de encontrarnos con la misericordia de Dios en el sacramento de la penitencia, la Eucaristía y la oración. Y nos acerca a los hermanos, especialmente a los más necesitados”.
“El Año Santo, ya en la mentalidad bíblica, es un año para reparar y condonar las deudas. Pensemos cada uno en las deudas que tenemos con los demás, y perdonemos, perdonemos de corazón como Dios me perdona a mí”, ha insistido.
En relación a las lecturas ya la fiesta del día, Mons. Ginés ha invitado a la asamblea a seguir el ejemplo de fe y de esperanza de la Sagrada Familia de Nazaret en el pasaje del niño perdido y encontrado en el tempo: “La fe de la Sagrada Familia se pone a prueba, pero su confianza en Dios les da la fuerza para continuar adelante. En sus vidas, encontramos un ejemplo de cómo la fe y la esperanza nos sostienen en los momentos de dificultad”.
“En este domingo de la Sagrada Familia, al inaugurar este Año Santo, os invitamos a contemplar el ejemplo precioso de la Virgen María y San José que con su confianza en el Señor abrió nuevos caminos de esperanza para la humanidad, pidamos que nos enseñen también a nosotros a ser testigos de la esperanza para nuestro mundo”, concluyó García Beltrán.
Al término de la celebración y antes de la bendición, Mons. Ginés García Beltrán ha insistido en la importancia de "vivir con esperanza y ser testigos de esperanza" reconociendo los signos de esperanza en medio del mundo: el nacimiento de un nuevo ser, el matrimonio, las vocaciones sacerdotales que se forman en el Seminario, la vida consagrada…
Ha recordado también la eucaristía que presidió el día 26 de diciembre en la cárcel de Valdemoro y cómo invitó a los internos que asistieron a “abrir las puertas de su corazón a la esperanza”.
“Que Cristo ponga signos de esperanza en nuestra vida, en nuestra Iglesia y en el mundo”, ha terminado.
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