El don de la vida consagrada
La existencia es un don, la fe es un don, lo que vivimos cada día es un don. La Presentación del Señor en el templo que celebramos hoy nos lo recuerda. Somos del Señor y para el Señor. La vida recibida como don se ve y se vive de otra manera, con agradecimiento, con cuidado y con audacia al mismo tiempo. Pero todo lo hemos recibido para darlo, somos puentes para el don.
Hoy quiero expresar mi agradecimiento al Señor por el don de la Vida Consagrada en esta diócesis y en toda la Iglesia. Su presencia entre nosotros siempre nos recuerda el seguimiento del Señor al que estamos llamados todos y nos alienta en este camino de esperanza. Le pido al Señor por ellos y para que los jóvenes sigan respondiendo a la llamada a una vida de especial consagración
Mons. Ginés García Beltrán